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jueves, 19 de enero de 2023

CREAVIT VITAM (las vidas creadas) (pars secunda)

    LOS MANUSCRITOS MUERTOS              Y LAS VIDAS CREADAS (pars secunda).


 LAS VIDAS CREADAS (creavit vitam).






"La renuncia de la voluntad propia vale más que resucitar a los muertos."
                                                                        San Ignacio de Loyola (1491-1556)


¿Cúan grande sería la sorpresa, al descubrir el común de los mortales, que la vida de un personaje clave en la historia es una auténtica farsa?

Con esta pregunta, a modo de ráfaga que fusila la realidad cognictiva de cualquier mente bien estructurada, comenzamos la siguiente investigación que se unirá de manera inevitable con la anterior. Y es normal, porque como decía el Marqués de Santillana, Íñigo López de Mendoza, en la primera mitad del siglo XV, "con esos poluos se fizieron esos lodos". Sí, el autor de la recopilación de "Refranes que dicen los viejos tras el fuego", nos recuerda con ese dicho popular, que de cosas turbias se pueden construir relatos con pies de barro o lo que es lo mismo, que de unas pequeñas acciones y unos leves datos biográficos se puede estirar la heroicidad de un personaje hasta límites insospechados; véase, lo que ya hemos comentado alguna vez como un constructo histórico; a largo plazo con datos poco sólidos, pero repetidos una y otra vez como dogma por las versiones oficiales, lo resuelven con unos parches que sellan las fugas de las mentiras.




"¡Hola, me llamo Íñigo López de Loyola. tú traicionaste al Padre, prepárate a sufrir!". Parafraseando al espadachín español de una novela de fantasía y ñoña de los años setenta (aquel Íñigo Montoya), y viniendo de otro Íñigo López, este de Mendoza, pondremos el foco en el de Loyola, reconvertido en San Ignacio por la Gracia de Dios, la Virgen y unas cuantas de las familias más poderosas que manejaban el entorno de la colina vaticana. 

"Dondequiera que muere una dinastía, puedo ver que se levanta y se para tras ella una especie de genio malo, una de esas figuras sombrías que son los confesores, atrayéndola de forma gentil y paternal hacia la muerte". Esta visión narrada por el escritor decimonónico francés, Edgar Quinet, y conocido antijesuita, nos servirá para ponerle un marco ennegrecido a esta historia. Ya anduvimos arañando al "bueno" de San Ignacio en su devenir iniciático simbólico, tanto a nivel personal como al de su Compañía en un anterior trabajo, donde entre otros sucesos relatamos las confidencias del santo a su biógrafo, Luis Gonçalves de Camara, confesor del rey portugués Juan III en esas fechas. Ya enfermo en los ultimos meses fue cuando le transmitió de viva voz, sus ascéticas vivencias. Confesiones en la sombra. Revelaciones que sólo las confiará en su entorno más cercano. Pero eso llegará más adelante. 



Al final de su vida, el primer general de la Compañía de Jesús, no se dejaba convencer de plasmar su imagen para la posteridad y el recuerdo sobre lienzos, rechazando incluso a los mejores pinceles de la época. Pero no; el otrora Íñigo, se mostraba receloso, tal vez hacia la idea de que le pudieran robar el alma a través del rostro. Igualito que los sioux, pero en versión guipuzcoana. Seguro que estarán pensando en que existen un montón de representaciones de la imagen y el rostro de Loyola en estatuas, pinturas y grabaciones contemporáneas del personaje que parecen partir del mismo modelo. Pues no, no en su vida. Incluso hubo una alteración en la fecha de una imagen en un grabado, que vendría a dar el traste con esa teoría, y que es más que suficiente para ponernos ojo avizor y dirigir la mirada hacia este suceso. Un supuesto retrato de perfil del santo, fechado en 1543, en el marco del cuadro, con el nombre de uno de los 7 hermanos fundadores de la Compañía, Nicolás de Bobadilla, que lo regaló a un miembro de la familia florentina Guicciardini. En realidad estaba inspirado en un grabado del pintor belga Johan Sadeler, de 1580, casi cuatro décadas después y que fue utilizada en la edición veneciana de 1587 de "La Vida de Ignacio de Loyola", escrita por Ribadeneira, y que conoceremos después.



¿Por qué un miembro de la Compañía alteraría la datación en una imagen impresa de su general? Sí, en efecto, lo hizo. Ese rostro que aparece en distintos formatos pertenece a la misma persona. Se trata de una imagen post mortem, ni más ni menos que la de su máscara mortuoria. Debido a que no se dejó retratar en vida (o eso nos han contado) se hizo en su muerte, aunque quedara en esa imagen reflejada la dura expresión del rigor mortis. Según el propio relato de un hermano de la misma, Cristóbal López,  en 1587: "Luego que (Ignacio) espiró, los hijos que se hallaron presentes procuraron de hazer algo de lo que no alcançaron en vida. Traen a un official que lo entienda, y házenle que sobre el rostro de el difunto les vazíe de yesso un modelo para que por él saquen lo más que pudieren de sus facciones. Hízose ansí. Héchanle ensima yesso muy bueno y bien amassado, y en que salió muy bien impreso todo cuanto en el rostro avía. Por este rostro de yesso vazió después otro de cera, el qual tiene el Padre Pedro de Ribadeneyra; y deste patrón de yesso, el que se sacó del rostro del Padre, está en Roma en la casa professa, y por él se han sacado algunos retratos que andan."



De ese "positivo" en cera, del rostro de Loyola, y de los primeros apuntes en el lecho de muerte del pintor Jacopino del Conte, se realizan los primeros trabajos para lograr el icono que sirva para el recuerdo y la adoración del fundador de una de las órdenes más importantes de la cristiandad. La creación de una "vera effigies" que sirviera como modelo. Ribadeneira, mandó corregir los desagradables rictus de la muerte al escultor Domingo Beltrán. Ya se iba logrando el vigor de la vitalidad en una imagen muerta. Buscaron a un joven pintor flamenco, que en ese momento cumplía tres requisitos necesarios que buscaban los jesuitas: era bueno, bonito y barato. Pedro Pablo Rubens, el cual realizó el grabado definitivo en 1609, con el que se difundió por todo el mundo la imagen del nuevo mesías del mundo cristiano.



Los  dantescos números de la muerte y la vida. (Dantesque numeros mortis et vitae)

¿Pero acaso resulta normal crear una imagen icónica de un rostro carente de vida? Veamos, en el "Fedón", de Platón, ya se explica que "el grado de semejanza con el que se dotaba a las imágenes funerarias y a los retratos tenía poca influencia sobre el recuerdo, pues este podría ser despertado por un simple objeto que la persona hubiera poseído". Quiere llegar a decir, en parte, que no sólo basta con propagar a la imagen para su veneración; sino de construir unos añadidos más provechosos a la causa. Y que cosa más provechosa que unas similitudes entorno a estos rostros con la del Hijo de Dios. Crear unas vivencias en modo de santo a través de relatos que lo proyectaran como un rayo celestial, hacia su rápida canonización en 1622. "Copar" una vida de redención espiritiual; de tentaciones a cargo del mismísimo diablo; experiencias mistico-iniciáticas al nivel del fundador del dogma de la iglesia, San Pablo, el de Tarso.



Pero ciñámonos a lo que nos acontece, la máscara mortuoria y su utilización. Según estudios del historiador del Arte, el alemán Hans Belting, el principal vínculo entre la máscara y el rostro es el que la primera ha sido utilizada siempre como médium del rostro sobre la máscara. Poner el rostro en imagen tal y como se podía ver en vida. Puede parecer llevarnos con más intensidad que la máscara a la noción de presencia, siendo una suerte de medio natural de esta. Ya lo dice el refrán, "el rostro es el reflejo del alma"; y en ese caso del santo guipuzcoano, reflejo de la ausencia de vida, carente de alma, por tanto. 

Ni tan siquiera resulta de este fenómeno complejo que el establecer una imagen como icono, con una historia mítica elaborada en torno a ella, que esa muerte resulte real. Esa historia-ficción derivaría en provocar sentimientos sobre la percepción de la presencia del "difunto ficcionado". Eso no quiere decir que el personaje de la máscara no haya existido, como tal; pero como dice el historiador Benley, "no es preciso haber existido para que a uno lo lloren". Habría que remontarse un poco a la etimología de el término "máscara", quedándonos con su procedencia latina de "mascus-masca", que vendría a ser "fantasma". Ahí tendríamos una rápida relación con la impregnación del alma o el espíritu del fallecido, siguiendo la tesis anterior. Atrapar el momento del paso de la vida a la muerte del personaje, como si transmitiera una fuerza o energía alimentado, además, con una historia-ficción realizada de su vida.



Si vamos a realizar un modelo de constructo en base al mito de Loyola y sus complementos deberíamos pensar en otro suceso parecido. Un personaje cuyos símbolos e iconos se hicieron a partir de una máscara mortuoria. ¿Qué tal el florentino universal Dante Alighieri (1265-1321)? Además nos resultará perfecto para enlazarlo con otros complementos históricos referidos a la Compañía de Jesús. Dante murió la noche del 13 al 14 de Septiembre de 1321. Giovanni Boccaccio no menciona ninguna máscara mortuoria en la biografía cinco décadas después. Sí la maneciona Guido Novel da Polenta, amigo suyo y quien le otorgó refugio en su exilio de Rávena, por lo que podemos darle credibilidad a la máscara elaborada tras la muerte del poeta florentino, pues no escatimó en honras para su entierro.




Surge un problema, cuando en estudios recientes, sitúan a la máscara exhibida en el Palazzo Vecchio de Florencia como una copia de una efigie sepulcral realizada por los escultores Pietro y Tullio Lombardo (padre e hijo). A mediados del siglo XVI  fue donada a otro escultor Giamgologna, que se la entregaría más tarde al alumno que le sustituiría en el taller de escultura, y gran erudito Pietro Tacca. Desde 1911 se muestra en ese palacio. El fresco de Doménico di Michelino, de 1465, en la catedral Santa Maria del Fiore, con la figura de Dante de pie, frente a la colina del Purgatorio, la ciudad de Florencia detrás y el libro de "La Divina Comedia" en sus manos; es la primera donde se representa la corona de laurel que formará parte de la representación iconográfica de Dante. La copia de la máscara mortuoria parece del mismo tiempo. Luego la original realizada tras su muerte se perdió, supuestamente. 



A buen seguro que su otra muerte, la iniciática, se produjo tras superar los círculos del Infierno y las terrazas del Purgatorio, para acceder al Paraiso terrenal y ver por fin a su amada Beatrice, el 13 de Abril de 1300, el día penúltimo de su viaje. El "13" queda señalado como fecha de muerte iniciática, y el "14", por tanto, de renacer o renacimiento. También ese día corresponde al número 10del año (que se reduce en 13). Demasiadas coincidencias entre su muerte iniciática (ficcionada en el Viernes Santo del 1300) en su Divina Comedia y su fallecimiento real, que casi se sincroniza con la finalización de su obra magna. ¿Otro constructo? A mí no me caben más dudas en los bolsillos; saquemos y pongamos encima de la mesa, al menos, los añadidos posteriores que aumentaron el mito dantesco.



Sucede una cosa curiosa con la gran obra de Dante y la lengua utilizada para su composición. Pese a ser un toscano incipiente (preludio del italiano), veinte años después, la obra apenas era comprendida en la propia Florencia. Se cuenta que fue el consistorio municipal de la ciudad el que encomendó al poeta Boccaccio (nacido en 1313, en una localidad no concretada de la Toscana. por cierto), comentar la obra para que llegara con algo de claridad a sus ciudadanos, hacia 1372. Sólo habían transcurrido cinco décadas. Este poeta, autor del famoso "Decamerón" , fue el máximo recopilador de textos y testimonios de la vida de Dante. Sus amigos, familiares e hijos fueron sus fuentes, pero fue él, el máximo responsable de la fama que alcanzó el autor y su obra entre sus contemporáneos, así como el creador del apelativo "Divina" a la "Commedia" dantesca. Y claro, 50 años son suficientes para dar una adaptación ficcionada de la vida del autor a su obra, y el idioma ininteligible del relato, siendo muy parecido, es una manera velada de explicar que necesita de un maestro para ser enseñado, pero no a cualquier oído; uno para los profanos y otro para los iniciados.



Un ejemplo de ello lo daría la noble familia florentina Portinari, que se apropiaría de la figura de Beatrice, haciéndo de la "donna angelicata" del poeta, descendiente suya. Como ya comentamos en un trabajo anterior, esta idealización de mujer que presentó en su primera obra, "La Vita Nova", era de todo menos una mujer de carne y hueso. Sus descripciones la convierten en una figura inmaterial, diáfana y en un continuo literario. Al mismo Boccaccio, a su amante idealizada, su "Fiammeta (llamita)", la asocian a posteriori como hija natural del rey de Nápoles, Roberto de Anjou, en ese momento, y durante la estancia del poeta en ese territorio, al que llega de la mano de su padre a los 13 o 14 años al servicio de la familia de banqueros florentinos, los Bardi, estancia también, de 13 años y vuelta a Florencia a los 26 (13+13) o 27 (13+14). Esos mismos Bardi (¡oh, conjunciones del Universo!), a los que se atribuye haber contraído matrimonio con la mismísima Beatrice, amada "iluminosa" de Dante, a través de un tal Simone, banquero y miembro de esa estirpe, en 1287, tras 19 años de vida de esta noble moza, o un ciclo metónico lunar de 19 años. Compenetraciones astronómicas, será, como aquel ciclo metónico desdevel atentado fallido al Papa hasta la revelación oportuna de aquel importante secreto (cosas de constructos)

Los amigos de Dante (Guido Cavanlcanti, Lapo Cianni, Cino da Pistoia, Cesco d'Ascoli) poseían una característica común bastante extravagante en materia de AMOR. Le dedicaban poemas a una mujer amada que nunca era su legítima esposa. Siempre poseía una gran inteligencia, una gran sabiduría, que resulta etérea e "impalpable", más como un ser divino que corpóreo. Cavalcanti, la describe con "ojos llenos de espíritu, y de su boca, hasta cierto punto, salen hasta otras dos mujeres e incluso ¡una estrella!" Estos poetas del Dolce Stile Novo (así se les conoce), se preocupan por el AMOR de todos ellos hacia las respectivas amantes de cada uno. Si todas ellas fueran mujeres reales, el asunto de mostrar tanto interés por la mujer del prójimo resultaría un tanto incómodo entre los mismos. Estamos hablando de hombres en una urbe, no de anacoretas metidos en una cueva dedicados a la contemplación. Se narra de una manera tradicional en estos casos de AMOR platónico, espiritual y de inspiración mística, es el AMOR en su más alta forma teorizada por Platón: el AMOR por "Sofía", osea la SABIDURÍA. El aprendizaje por la inteligencia celestial; la SANTA SABIDURÍA, la inteligencia divina, venerada desde la Antigüedad; los misterios pitagóricos, transmitidos por una doctrina secreta.



Adoradores a esa "donna angelicata" de la que están "enamorados". La posición oficial es que se oponían a la corrupción mundana de la Iglesia durante la Baja Edad Media. En contra, el descubrimiento de Gabriele Rossetti, poeta patriótico del Risorgimento italiano del siglo XIX, que encuentra muchas evidencias de una sociedad secreta que se hacen llamar los Fedeli d'Amore, amantes de esa Sabiduría Verdadera. Cuenta como esa "amada", esa "amante espiritual" les serviría para designar, de una manera secreta, a la secta a la que pertenecen, y a la que son "fieles". Utilizarían una jerga cifrada, con ciertos mensajes a través del lenguaje encriptado, alegorizando el AMOR y la iglesia, entre otros y, como ya vimos en su día. Algunos de estos mensajes-simbólicos apuntarían a conocimientos sobre movimientos astronómicos y posibles interpretaciones astrológicas, muy en boga entre esa suerte de "magos" que pululaban por las cortes reales y entornos de la élite; y que intentan, con más o menos tino, influenciar sobre los designios de los territorios, países y civilizaciones, inclusive.

Esa utilización de los números 13 y 14, por tanto, la podríamos encajar en ese juego de muerte y renacer que se traen con los dos astros más importantes del orbe celeste a nuestros ojos: el Sol y la Luna. Corresponderían a las 13 lunaciones que complementan un año solar y a los 14 días que lleva a la Luna a pasar del plenilunio (Luna Llena) o la "muerte", hasta el novilunio (Luna Nueva); el renacer del ciclo y viceversa. Es, a grandes rasgos, una argumentación simplificada de esa relación solar-lunar con la interpretación de los procesos iniciáticos de estas sociedades esotéricas. El fin sería dominar esas "influencias" sutiles que engloban más aspectos. En los cultos exotéricos, se nos muestran de manera velada, ejemplo de la cuál son las 14 estaciones del Via Crucis de Jesucristo, siendo la estación número 13 donde Jesús es descendido de la cruz muerto y el  traslado al Santo Sepulcro en el que resucitará, estación número 14. El fin sería dominar esas "influencias" sutiles que engloban más aspectos. Luego veremos alguno más.



Tanto Gabriele Rossetti, primero, como el filósofo y erudito especializado en Dante, Luigi Valli (1878-1931), en el primer tercio del siglo XX, apartan de esta sociedad secreta, motivos y corrientes  relacionados con el catarismo, el posterior y pseudo-místico rosacrucismo y otras basurillas de corte teosófico. Los Fedeli d'Amore apuntan sobretodo a una hermandad. Al parecer, el único documento histórico para relacionarlos entre sí y del que han podido tirar del hilo presencial, a partir de lo que podemos discernir del simbolismo de sus textos, es una escueta mención en la "Crónica" de un florentino llamado Giovanni Vittani, datada de 1308, en la que se explica que " una noble corte vestida de blanco desfilaba detrás de un caballero llamado AMOR, durante la fiesta de San Juan (solsticio de verano) en Florencia en junio de 1283" . Eso sí, Valli, relaciona a esta sociedad secreta con los Templarios, como si fueran una especie de rama laica de los planteamientos oscuros de los monjes-soldado apadrinados por San Bernardo de Claraval, también llamado "Doctor Mellifluus" (boca de miel), el mayor divulgador del culto a la Virgen María. Todo tiene su relación y el Temple debe de andar por el medio, como no.

¿Pero entonces Boccaccio pudo pertenecer a esta sociedad esotérica? Sin ninguna duda, lo afirmamos. El hecho de escribir la biografía de Dante lo hace a modo de presentación del posible maestro de los Fieles de AMOR, al menos el "visible", encriptando su mensaje y siendo el primero en promocionar un poeta contemporáneo con la técnica que se aplicaba para dar a conocer a los grandes escritores clásicos grecorromanos. Petrarca (1304-1374), otro gran poeta de su tiempo, fue miembro "oculto" de esta hermandad, hizo lo propio con la obra de Marco Tulio Cicerón. Giovanni Boccaccio (1313-1375) esbozó otra biografía de su maestro Petrarca, que fue poeta "laureado" por el Senado de Roma recibiendo la "corona de laurel" de este, otorgado a los grandes poetas clásicos. A su donna angelicata la llamó "Laura", y fue "emparentada" por las malas lenguas como descendiente del "libertino y disoluto" Marqués de Sade. 

Pasemos a relacionar las estructuras de las obras más reconocidas de estos 3 representantes principales de la "hermandad":



--La "Divina Comedia" de Dante está compuesta por 100 cantos. 1 canto introductorio y 3 partes de 33 cantos cada una. Su métrica es creación del poeta ad hoc, la terza rima. Tercetos endecasílabos, sea, 3 versos de 11 sílabas33 sonidos en cada terceto que mueve una suerte de mensaje cabalístico hacia lo que parece un impulso mágico hacia esta obra magna, que simula una alegoría religioso-iniciática, casi a la manera de la vida, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. No, no es casual para nada esa métrica y estructura de la Divina Comedia. Muy parecida aquella mashaba de 33 granos o cuentas, con las que invocan los 99 nombres a atributos de Alá en el islam. Si observamos la fecha que corresponde la datación oficial u oficiosa establecida para el momento de la muerte del "Hijo de Dios", el 14 de Nisán, fecha anterior a la Pascua judía. Sería el 3 de Abril del año 33. El mes del "aperire" o apertura (o primer canto); el tercer día (o 3 partes) del año 33 (de 33 cantos3 por 33 más un canto). Ya intuímos uno de los porqués del sobrenombre de "divina"  que le añadió Boccaccio. Expone un Viernes Santo como fecha clave simbólica. 

Tal viernes, como aquel 13 de Octubre de 1307, donde comenzó una persecución contra la Orden del Temple en Francia; reflejo en el siglo XX fue aquel "milagro del Sol", en 1917, en Fátima. Justo ese año se encontraba en ese momento y el mismo que comenzó a componer "el Purgatorio" de su Comedia. Dante estuvo en París de 1307 a 1309. La muerte en la hoguera del último Gran Maestre de los templarios, Jacques de Molay, a manos del rey de Francia, Felipe, el Hermoso y su colega de fechorías desde 1305, el Papa Clemente V. Corre la leyenda de que aquel Gran Maestre los maldijo mientras subía el fuego por sus pies el 18 de marzo de 1314

"¡Os emplazo a los dos ante el Tribunal de Dios!... A tí, Clemente, antes de 40 días, y a tí, Felipe antes de un año...

Ese truculento pontífice murió el 20 de Abril siguiente, tan sólo 33 días después (como aquel reinado de Juan Pablo I), y 6 años, 6 meses y 7 días de aquel "viernes 13". Al "Hermoso" monarca francés le llegó su hora 223 días después, tras un "accidente" de caza el 29 de Noviembre, un 11 del 11 velado (2+9=11 y siendo Noviembre el mes 11) de aquel movido año de 1314, un 13-14; como la noche del 13 y 14 de Septiembre en que murió el mismo Dante (se supone) 7 años después. Ya en su "Infierno", el florentino, auguró tanto a Bonifacio VIII, como a su sucesor, Clemente V, un lugar en la tercera fosa del Octavo Círculo, que junto a otro pontífice anterior, Nicolás II, son colgados cabeza abajo con eternas llamas en los pies, por sus pecados de simonía (tráfico de favores espirituales por bienes materiales). Pues sí, había relación con el Temple. 

 


Según contó Boccaccio, al morir de manera repentina Dante, dejó incompleta su obra para su publicación, a la que le faltaban los últimos cantos del paraíso. Habían desaparecido de su casa y sus hijos la buscaron durante meses. Cuando la esperanza parecía desaparecer, Dante se le manifestó en espíritu y vestido de blanco a su hijo Jacopo mientras este dormía. Le señaló el lugar donde podía encontrar esos últimos manuscritos de su obra magna, escondidos en la pared y maltrechos. ¿A qué no adivinan cuál era el número de cantos qué faltaban a la Divina Comedia? 13 cantos. Vino del más allá justo para revelar donde se encontraban los cantos desde el séptimo cielo o de Saturno, el de los Espíritus Contemplativos, hasta su regreso a la Tierra para testimonio de su viaje y consejo a la humanidad. Otro regreso desde otro mundo.



--El "Cancionero" de Petrarca se divide en 366 fragmentos, alusión a los días de un año bisiesto, en su mayoría compuesto por sonetos . Lo dedicó a su amada "Laura" (el áura, laurel, laureado) y alude a un comportamiento cíclico cada cuatro años en la relación (iniciática) entre ambos, que va desde el Viernes Santo de 1327 (6 de Abril) hasta el Viernes Santo de 1348 (también 6 de Abril), año en que según las crónicas la peste negra arrasó la ciudad de Florencia.




--El "Decamerón" de Boccaccio parte de esa misma fecha de 1348 en Florencia. Una analogía del "Hexamerón" (hexa, seis; hémera, día) de San Ambrosio que reformulaba en verso los 6 días de la Creación relatados en el Génesis. El Decamerón a 10 jornadas donde se relataban 100 historias (10 por 10 días y 100 como alusión a la perfección), simbolizando el número divino y contado por 7 mujeres, que representaban a las virtudes y 3 hombres, jóvenes todos ellos, en un periodo de 14 días (como de plenilunio a novilunio). Huyen de la muerte de la enfermedad apocalíptica para renacer en un mundo nuevo. Una creación. Una exaltación a la inteligencia y la sabiduría sin mediación sin que haya mención a la divinidad. Una de las 7 mujeres es la "Fiammeta" que conoció un 30 de marzo de 1331 (30-3-1331), en un Sábado Santo, remarcando el periodo entre la muerte y la resurrección, donde el Maestro, se "evaporó" de la Sábana Santa; y una fecha real para encriptar aquel de Abril del 33 y su carácter histórico simbólico. Pensamos que esa "muerte negra" que diezmó a la población es utilizada por Boccaccio para intentar camuflar un cambio en el pensamiento de la sociedad europea, dirigido, por supuesto, en todo momento, por esas sociedades que tan bien se les da dividir a la población manejando con bisturí los tiempos y sus personajes. Un reinicio en toda regla.



Los astrónomos han datado con precisión que el 3 de abril del año 33 en Palestina se avistó un eclipse parcial de luna entre las 17:45 horas y las 18:39. Este suceso acariciando al horizonte de Jerusalén pudo provocar ese fenómeno atmosférico que se conoce como "luna de sangre".

La máscara mortuoria de Dante, real o no, apareció siglo y medio después, a modo de impregnación del negativo, como alguien "manifestó" en la Sábana Santa, para empezar a divulgar la imagen icónica del gran poeta florentino. Una especie de veneración comenzó con esta imagen entorno a las grandes familias de la época. Hasta el punto de que el Papa León X, casi en el segundo centenario de su muerte, en 1519, ordenó la vuelta de sus restos mortales del lugar de su exilio, Rávena, a su ciudad de origen, Florencia. Los monjes franciscanos encargados de la custodia del cuerpo enviaron el ataúd vacío a su destino; la Iglesia de la Santa Cruz, donde hoy descansan las tumbas de Miguel Ángel, Maquiavelo o Galileo. ¿Un mensaje, tal vez? Un mensaje no lo sabemos, pero en 1865 Florencia volvió a reclamar los restos del poeta y se permitió abrir el sarcófago. Sólo quedaba polvo.Y que mejor manera de guardar las "raspaduras" que en 6 sobres. Uno de estos se regaló a la Biblioteca Central de Florencia. Hasta que se perdió en 1929. ¡Maldición! 70 años después, a un año del cambio de milenio, Dante, en polvo (como el cacao), volvió ser reliquia en su ciudad natal al encontrarse, por casualidad, el sobre perdido.  



¿Pero qué insistencia tenía este Papa en llevar a Florencia los restos de Dante? Pues que ese pontífice era ni más ni menos que Giovanni Lorenzo de Médici, hijo del gran Lorenzo, el Magnífico. El mismo que junto a su abuelo, Cosme, el Viejo y su mano derecha y maestro, Ficino, o el poeta Landino y filósofos como Pico Della Mirandola, entre otros, adoraban a un busto de Platón, le coronaban con laurel, le encendían un fueguito y hacían sus cosas... literarias y filosóficas, según cuentan, en la Academia Platónica fundada por los Médici en Florencia. Marsilio Ficino, dedicó su ensayo "De Amore" (1484) a uno de esos miembros de la Academia, el poeta Giovanni Cavalcanti, "Giovanni amico mio perfettisimo" ("Giovanni, mi amigo más perfecto"). Cavalcanti era descendiente de uno de los amigos de Dante y miembro, también de los Fedeli d' Amore, Guido Cavalcanti, al que Aliguieri consideraba "el primero de sus amigos” e incluso le dedicó su "Vida Nueva". Deducimos un más que posible guiño (un parpadeo continuo, diría yo) del alma de ese grupo, Ficino, con su obra "De Amore" a la hermandad filosófico-esotérica. Dato curioso de ese Papa de la familia Médici, es que fue elegido un 11 de Marzo (¡cuántas cosas pasan en esa fecha!) del año 13 del siglo XV. León X, dilapidó los recursos económicos del Vaticano con su opulenta vida y gran parte de la credibilidad de la Iglesia católica. Le atribuyen a esos hechos como la chispa que encendió el protestantismo (oficiosamente, claro). ¿No dicen los academicistas oficiales que los poetas del Dolce Stil Nuovo luchaban contra la corrupción en la Iglesia? (Recordamos las 666 millas náuticas de distancia entre esta Academia de Platón. a las afueras de Florencia, y la Acrópolis de Atenas).

Hemos encontrado vínculos entre las poderosas familias florentinas y esa sociedad esotérica-literaria desde finales del siglo XIII hasta principios del siglo XVI, pero...¿cómo podríamos dar con más claves para encontrar un inicio de esta, anterior en el tiempo? Pues con las miguitas que nos van dejando en las historias que asoman en sus simbólicas fundaciones, fechas cabalísticas y adoraciones comunes camufladas tras los halos del engaño. ¡Ah, y cómo no! A través de investigaciones propias anteriores; que ya vamos los diablos sabiendo más por viejos, que por seguir las versiones académicas oficiales. Veamos esas migas de pan como nos llevan hacia los mendrugos de la historia. 



Tenemos una hermandad laica que pretende redirigir las costumbres de la Iglesia corrupta en valores más humanos; pero que en realidad esconde su mensaje tras las palabras y simbolismos. Mediante la lectura de estos escritos, se produce una verbalización de las ideas ocultas, ya sea a través de la métrica cabalística y alegorías de corte astronómicas y mítico-religiosas. Para que lo podamos entender de una forma sencilla, el poeta Boccaccio, leía en lugares públicos los versos de la comedia de Dante. De esa manera, "impulsaba" la magia de la alocución real evocada, pero las aclaraciones posteriores que él transmitía al público evidenciaban la centralidad de los valores cristianos, formaba parte del truco. Sólo muy pocos comprendían el verdadero mensaje que transmitía. Sólo para iniciados. No hacía falta que los receptores fueran conscientes del mensaje cifrado, los símbolos evocados en sus mentes producían esa intención, la de ser utilizados como amplificadores de esas ideas. Conceptos como la Santa Sabiduría, con todo lo que conlleva, transmutada en la Reina de los Cielos, Venus, la Luna, la donna angelicata, el AMOR, en su más alta expresión, o la Virgen María, potenciaban la idea de aquellos Fedeli d'Amore que eran amantes de las Lauras, Fiammettas, y Beatrices, dentro de una organización jerarquizada nadando entre el laicismo y el fervor religioso. 

Hagamos un inciso aquí sobre la forma poética utilizada por los autores de esta sociedad secreta, parapetados tras el grupo del Dolce Stil Nuovo. Se trata del soneto: 14 versos endecasílabos (11) compuestos por dos cuartetos (4) y dos tercetos (3), posible alusión a los 4 elementos y a la trinidad divina. Fijado por el laureado Petrarca en tierras de la penísula itálica durante el siglo XIV, fue exportado hacia el resto de lenguas de Europa. En castellano fue introducido en el siglo XV por el Marqués de Santillana, el antes mencionado Íñigo López de Mendoza (como ven no damos puntalada sin hilo).


Así como la introducción velada o encriptada de sencillos juegos que evocaban viajes iniciáticos de muerte y renacimiento. Claro ejemplo es el "juego de la Oca", donde los dados te llevan siguiendo una espiral, a modo de fortuna, y tras 14 ocas, a superar una serie de casillas, alegoría de pruebas vitales, como el puente, la posada, el pozo, la cárcel y, justo antes de la oca número 13, la muerte; referencia a volver a realizar el viaje si la fortuna te lleva a ese lugar. La oca 14 es el renacer del peregrino o iniciado. Ese juego, cuya autoria se le "presume" a los sempiternos templarios, tiene como primera referencia documentada un regalo de Francisco I de Médici, Gran Duque de la Toscana, al Rey de España, Felipe II, entre el periodo de 1574 a 1587. Quizá, la familia Médici (este pertenecia a la rama familiar "Popolano"), sea un ejemplo de transmisión de conocimiento. A Francisco de Médicis se le atribuyen prácticas de alquimia y otras ciencias esotéricas. 

La oca es considerada animal sagrado, dominador de 3 elementos, capaz de andar, nadar y volar, siendo el fuego el conocimiento adquirido por el peregrino en su viaje. Una especie de psicopombo que guía la unión del mundo terrenal con el del otro mundo, como nos indican la relación de la mitologia con el 13 y 14, como los plenilunios y lunaciones entre el Sol y la Luna, la reunión de los trozos para la resurrección de Osiris por parte de Isis, las 14 estaciones del vía crucis de Jesucristo o el juego que se llevaron los Fedeli d'Amore, de los Dante y compañía y sus interacciones con esos dos números. Como la relación entre 4 y 5 casillas de distancia entre cada oca del juego, siendo una diferencia de 9 cada dos ocas, 5+4 o 4+5, un ciclo de 9; un total de 7 ciclos para las 63 casillas totales (6+3=9). Hagamos memoria del año donde se sitúa la aventura onírica de Dante en su "Divina Comedia", 1300. Sumemos 7 años y llegamos al arresto de la Orden del Temple, 1307; tras 7 años se produjo la muerte del Gran Maestre templario, el Papa y el monarca francés en 1314; para acabar, como si se tratara de oca a oca en septenios (periodos de 7) anuales, en el año del óbito del poeta florentino, 1321. En un trabajo anterior pueden atender a los ciclos de 9 aparecidos en la vida de Alighieri. ¡Vaya! Volvemos a relacionar a los sempiternos monjes guerreros con la sociedad secreta de poetas. Este juego no se popularizó hasta bien entrado el siglo XIX, aunque circulaba por las cortes europeas tres siglos antes.





Los 7 padres fundadores. (Patres septem fundaverunt).



     

Viajaremos a la Florencia del año del señor de 1233 (perfecta fecha) con un grupo de amigos de grandes familias burguesas (como no), muy devotos de la madre del redentor y pertenecientes a la "Compañía de Santa María" o conocidos como "laudesi", alabadores de la Santísima Virgen (¿la Reina de los Cielos?), deciden abandonar su labores como comerciantes (¿adoradores de Mercurio, dios del comercio y de la astucia de los ladrones y mentirosos o sacerdotes herméticos?) para dedicarse por entero a la adoración y contemplación. Es en los relatos documentados de la época donde podemos leer entre líneas. Cuando de ellos se explica que eran integrantes de una cofradía constituída en honor a la Virgen, estaríamos en algo con apariencia de normalidad. Complementada por una gran fe fortalecida por la penitencia, en unos tiempos de disputas entre partidarios del poder papal (güelfos) y del Sacro Imperio Germánico (guibelinos) con la lucha sobre diferentes ramas del cristianismo señaladas como heréticas. Estas últimas eran consideradas peligrosas para la alta sociedad que dominaba la Iglesia y los poderes político-económicos; no tanto por cuestiones de fe, sino por una pérdida de control del poder sobre las personas que las profesaron, como aquellos que no tenían la guía de la jerarquía eclesiástica adecuada, que vimos en la primera parte. 



Y aquí comienza la leyenda. El 15 de Agosto de 1233 cuentan que tienen una visión de la Virgen, el día de la Asunción de María, la madre del redentor (fue llevada en cuerpo y alma al Cielo). Es cuando comienzan un periodo de preparación en sus respectivos hogares, con métodos llenos de mortificaciones, comidas demasiado austeras, muchas oraciones y ataviados con una sencilla túnica gris. Fue a raíz de la segunda visión de la Santa Señora, el 8 de Septiembre (día de la Natividad de la Madre del Hijo de Dios), cuando hicieron vida comunal. Es el resultado del carácter mendicante lo que motiva el siguiente suceso extraordinario. Los 7 miembros se encontraban en Florencia, por parejas, solicitando con humildad la caridad por amor a Dios, durante el día de la Epifanía ("Revelación" - 6 de enero) de 1234, cuando una multitud de niños, todavía en edad de no saber hablar, comenzaron a señalarles y se les escuchó un clamor: "He ahí los servidores de la Virgen. Dadles una limosna." Entre aquellos infantes se encontraba un bebé de apenas 5 meses, nacido el 15 de Agosto anterior, el día de la "revelación" de los 7 amigos (que es lo que significa "epifanía") y que sería el futuro San Fillippo Benizi y general, también, de la Orden de los Servitas de María (O.S.M.)

Podemos observar, de nuevo, la idoneidad y sincronicidad que atesora la Iglesia para encargar sus biografías oficiales en todo momento; incluso con ese leitmotive de señalar como beneficiarios de muchas limosnas a esa orden. Pero para "sincronicidades" las que vienen acto seguido. Con motivo de su gran  popularidad (o eso contaron) ya no les es útil quedarse en la populosa y ruidosa ciudad. El obispo de Florencia les cede una porción de terreno para que puedan instalarse en lo alto del Monte Senario, a unos 18 kilómetros de la urbe, alejados de lo mundano. ¿Qué día fue? Pues no podía ser otro que el 15 de Agosto de 1234. De nuevo el día de la Asunción de la Gran Señora a la que veneraban. ¡Un momento! ¿No fue justo ese día 300 años más tarde cuando aquellos otros 7 amigos fundaron en el Montmartre de París, la Compañía de Jesús




Sí, el 15 de Agosto de 1534, otros 7 padres fundadores en un monte, con escenario y fecha iniciática en común. El emplazamiento conocido en la antigüedad como Mons Martis, en honor a Marte, y cristianizado como Monte de los Martirios, tras la decapitación de San Dionisio (Saint Denis), quien llegó a evangelizar a las Galias a finales del siglo III junto a 6 compañeros más, otro grupo de 7, pues, y además con el sinuoso nombre de Dionisos, el dios de cuyos rituales embriagadores llevan a la locura y al culto de hacerse pasar por otros. A San Dionisio se le conoce como el santo descabezado que anduvo unos 6 kilómetros decapitado con su propia cabeza bajo el brazo (¿símbolo de controlar el poder?). Los martys o martyrium, en griego testigos o testimonios; como el apellido de los santos hermanos pastorcillos de Fátima. Los 7 maestros que se necesitan para fundar una logia masónica como representación de las características atribuídas a los 7 planetas. Cabe relacionarlo con el Monte Carmelo, en Israel, donde en sus cuevas, unos eremitas cristianos adoradores de la Virgen, fundaron la Orden de los Carmelitas unas décadas antes.

Ojo, que estamos hablando del siglo XIII, pero los patrones ya se pueden ver muy anteriores. Debido a los datos establecidos a grandes rasgos y acoplados para encajar diferentes mensajes, por la hagiología (el estudio de los santos) entre los siglos XV y XVI; por tanto estaremos entre 200 y 300 años atrás de lo relatado. Estas notas son tomadas desde una crónica sobre la leyenda de los orígenes de la orden centrada en la figura de San Filippo de Bezini, escrito al parecer, unos 80 años después, entre 1317-18, y se acopla a las tesis oficiales para dar una explicación al encaje de la fecha de su nacimiento, la fundación de la Orden y su veneración por la Virgen en tan señalado día. Pero no, no cuela. La historia está escrita sobe renglones torcidos y este no lo han enderezado nunca. 




Los nombres de los 7 hermanos fundadores esconden algunas de las familias y los linajes de origen de sus miembros. A pesar de que algunos se lo cambiaran al entrar al servicio de Dios (o de la Santa Señora). +No ocurre esto con Bonfiglio Monaldi, líder (aparente) del grupo laico y primer general de la Orden Servita. Su familia, los Monaldi, o Monaldeschi en Italia, tuvieron su origen en los príncipes de Anjou, más tarde asentados en la antigua ciudad de origen etrusco Orvieto y desde la generación anterior a Bonfiglio, en Florencia. Apoyaban a los gibelinos, Considerado este miembro, el legislador, el patriarca de los patriarcas y el príncipe de los Padres Fundadores de la Orden. 

+Bonagiunta Manetti, conocido como Giovanni antes de pasar al servicio de Dios, perteneciente a una de las más ilustres y primeras familias de toda la Toscana. Segundo general de la orden y primero en abandonar este tortuoso valle de lágrimas. El Palazzo Manetti florentino del siglo XV, es una muestra de la categoría de sus descendientes. Entre estos, la figura del escritor Gianozzo Manetti, contemporáneo de Cosme, el Viejo, y opositor suyo. Entre sus obras historiográficas están la vida y obras de Dante, Petrarca y Boccaccio. Posible punto de enlace entre adulteradores de las historias de la historia.



+Manetto dell' Antella. De familia procedente de Persia (curioso), trasladada a Florencia a principios del siglo XII. Renunció al generalato de la Orden en favor de San Filippo Benizi. Bautizado como Benito Manetto. Nada más llegar al Monte Senario escogió su morada en una espantosa caverna, en la parte occidental del lugar. Como consejo del Cardenal Gualfrido, para "reconducir" su aspereza debía someterse a contínuos y excesivos rigores de penitencias. De esas torturas autoinflingidas, cambió su nombre de Benito, del cual no se sentía digno, por el de Manetto, una posible alusión al nombre del sacerdote e historiador egipcio durante la época ptolemaica, Manetón, nacido en la ciudad de Sebennitos (¿Benito?); o a los "manes", relativos a los antepasados romanos muertos y consideradas almas errantes. Tras sus duros "ejercicios espirituales" su gran virtud fue la obediencia.

+Amadeo de Amidei, bautizado como Bartolomé, por su noble y cristiana familia toscana, pero procedente de Roma. De hecho, los orígenes legendarios consideran a los Amidei descendientes de la Gens Julia, familia del mismísimo Julio César y emparentados a los Piccolomini, como el gran Papa Pío II. En una de las cuevas del Monte Senario "pasaba las noches y gran parte de las horas del día de rodillas, elevado en las más sublimes contemplaciones. Fustigaba su cuerpo con silicios y rigurosos ayunos." También se amenizaba el cuerpo con azotes armados de puntas de hierro. Su cambio de nombre se debió al amor a Su Divina Majestad. 



+Ugo de Ugoccioni, de familia noble descendientes de Uguccio, Conde de Arles, y Rey de  Italia a principios del siglo X. También era aficionado a rasgar sus carnes con silicios y a ayunos largos, sólo interrumpidos por gustosas hierbas amargas y por legumbres sin sustancia alguna, como aquellos amargos cardos de los pastorcillos de Fátima, vaya. Cambió su nombre de Ricovero Lippi por el de Fray Hugo, para dejar atrás su pasado ilustre. Empleó las horas sobrantes de sus ejercicios con los ministerios caritativos, siendo la compasión su virtud más considerada.

+Sosteneo Sostegni. De familia noble cultivada en las Ciencias, manifestó su mayor amor por la caridad cristiana. Fue llamado a la moderación en sus excesivos ejercicios de sacrificio en las cuevas del Monte Senario, debido a que aparecía herido y desfigurado en exceso. Girardino cambió su nombre por el de Sosteneo (yo sostengo), pues durante el mandato de Filippo Benizi, sostuvo el gobierno de todos los conventos de Francia de la Orden.

San Alessio Falconeri dejando este
valle de lágrimas a los 110 años.


+Alessio Falconeri. De la nobilísima y antiquísima familia Falconeri, de tendencias güelfas. Estudioso destacado en letras y en ciencias humanas contaba con la admiración de sus maestros, aunque destacó por su humilde modestia. Aplicado a los libros espirituales y al estudio del trato humano. Personaje escogido de entre los 7. Nacido en el año 1200, por tanto, tenía la edad de Cristo cuando fundaron el grupo. Renunció al derecho de ser nombrado sacerdote. Siendo el más viejo de todos ellos llegó a vivir hasta el año 1310, falleciendo después de cumplir los 110 años (sí, sí, 110); en pleno apogeo de los poetas del Dolce stile nuovo. Sobre su figura se beatificó y santificó a los otros fundadores. Su sobrina, Juliana Falconeri, fue la fundadora de la Orden de las Siervas de María. También llegó a la santidad. Su hermano Alarizzo donó una fuerte aportación económica para sufragar la construcción del Templo de la Santísima Annunciata y el convento principal. Se produce con este singular santo una contradicción. No habiendo sido ordenado sacerdote, parece que es el que mayor influencia produjo en sus 77 años de servicio a la Santa Señora. sin lugar a dudas gracias a sus poderosas influencias.




La "iniciación" la completan en un Viernes Santo de 1239, cuando de nuevo, la Gran Señora se les apareció para entregarles la regla de San Agustín como la que deberían seguir en su servicio y que habían de vestir el hábito negro como muestra del dolor de ella por su hijo. Otro Falconeri, Francesco, en el 1640, dejó una suma de 20.000 escudos de oro para sufragar los gastos de canonización de sus familiares. Todas esta citas y datos históricos, sabiéndose adulteradas, como así nos indica la propia experiencia investigativa, nos guían para el encaje de las verdaderas pretensiones del poder oculto. La oficialidad, incluso la religiosa, desinfla todas estas coincidencias de los relatos para hacernos ver que las crónicas de la época, querían dar una mayor visión al relato de esta particular compañía y construir un entorno "más legendario" sobre la figura de San Filippo de Benizi. 

Sí que podemos ver la larga mano de las poderosas familias florentinas, con muchas conexiones con el poder papal, en esta supuesta orden mendicante. Los filántropos de toda la vida de Dios. De cara a la sociedad se ofrece la cara misericordiosa, y de puertas adentro toman el mensaje del evangelio para su uso y disfrute, en concreto; algo parecido a aquel pasaje de Mateo 6, 3 y 4: "Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público." Asumen el papel del "Padre" y el reparto de las recompensas "en secreto", dejando para el público las migajas, faltaría más.

Basándonos en estos datos no vemos coherente esa renuncia a la primogenitura del heredero de una de las ramas de la saga Falconeri para vivir lleno de tormentos y restricciones. No eran unos inocentes pastorcillos manipulables, como los futuros videntes; eran directamente miembros de esas familias que dominaban el poder-religión. Aquí ya nos cuadra más que la intromisión del poder económico en los designios de las órdenes religiosas no sea baladí. Pongamos como ejemplo el año 1244 y los variados sucesos acaecidos ese año a nivel político-religioso en el mundo cristiano. En Oriente, se perdía de manera definitiva la ciudad de Jerusalén y los santos lugares en favor de los infieles del islam; y al otro extremo, en la Occitania, al sur de los francos, se pone fin a la mayor herejía que amenazaba cuestionando el poder eclesiástico de Roma. Acababa la cruzada albigense contra los cátaros, con el último reducto del castillo de Montsegur. No es de extrañar la visita del dominico Pedro de Verona en ese mismo año, según las crónicas, como enviado del Papa para comprobar el fervor religioso y si esa orden era fruto de la voluntad celeste de la Virgen, quien "le confirma" los hechos entre unas cuantas más experiencias supervisadas de ayunos y flagelaciones varias. También les "traslada" que el deseo de Su Señora era que portasen siempre el escapulario en su vestimenta. Esa prenda de dos piezas que cubre pecho y espalda, y que la Virgen María "ofreció" para quien lo portase una garantía para no ir al infierno. 



Este personaje tenía como origen una familia donde se practicaba el catarismo. Se integró en la Iglesia católica hasta el punto de ser nombrado Inquisidor General en 1232 por Inocencio IV, cargo que ejerció con gran efusividad dialéctica, según las crónicas religiosas, pero que acabaron con su vida por parte de una conspiración hereje. Fue asaltado en un bosque, donde le fue clavada un hacha en la cabeza; y aún tuvo fuerzas para escribir con sangre en el camino las palabras "credo in deum", ofreciéndose como sacrificio a Dios, lo que motivó que su asesino lo rematara atravesándole con una espada el corazón. Este suceso ocurrió el Sábado de Pascua de 1252, acentuando su autoofrenda como símbolo de muerte y resurrección. Los milagros atribuídos y su imagen icónica de brocheta de santo (perdonen la blasfemia) lo llevaron a batir el record mundial en conseguir la santidad en tan sólo 337 díasLa realidad de esta visita radica en otorgarle el beneplácito histórico oficial de la institución eclesiástica dependiente de Roma. Insertar otro santo, y mártir, como San Pedro de Verona, le da una credibilidad dificil de superar en cuanto a narrativa oficial. La santificación de los 7 no llegó hasta 1888, siendo patronos de las causas y proyectos en común. El 17 de febrero, día de la muerte del fundador Falconeri, pasó a ser el día de los Santos Padres Fundadores. Los podríamos considerar los patronos de las logias y sociedades discretas.

 



Todas estas similitudes comparadas no se quedan ahí. A poco que rasquemos en leyendas tratadas como históricas, por la oficialidad, nos encontraremos con un modelo fundacional bastante similar. Un patrón común que nos martillea a lo largo de los tiempos. Para desconectar un poco de tantos conspiradores con hábito (luego retomaremos, no lo dejaremos así), observaremos un cuento conocido por todos. No es otro que el cuento alemán de "Schneewitthen", la Blancanieves de toda la vida. En este relato, que se consideraría un cuento de hadas, rescatado por los hermanos Grimm, podríamos ver algunos de los simbolismos que encajan estos magos del engaño en la memoria de los niños de varias generaciones. Aquí la figura de una virgen, blanca como la nieve, con una belleza que emana espiritualidad, rodeada y venerada por 7 enanitos-sacerdotes del bosque que tratan de luchar contra los peligros de la herejía de la bruja-reina del mal, representada por ese espejo que desata su ira.



La reina madre de la doncella blanca sueña con tener una niña mientras cose. Se pincha en un dedo y derrama 3 gotas de sangre en la nieve, asomada a una ventana con un marco de oscuro ébano; lo que parece una verbalización de un hechizo: "Como quisiera tener una niña tan blanca como la nieve, los labios rojos como la sangre y el cabello oscuro como la madera del ébano." Las tres gotas de sangre representan a los tres intentos de matar a Blancanieves, aquella triple muerte que vimos en su día. La maléfica reina intenta matar mediante tres engaños: con una cinta apretándole la cabeza, un peine envenenado, y con una manzana con veneno mortal, también. Con la ayuda de los 7 pequeños maestros consigue salvarse de los dos primeros; pero con la manzana, no pueden salvarla, lloran su muerte durante 3 días y colocan su cuerpo incorrupto en un ataúd de cristal hasta que el hijo de un rey se lo llevó y logró sacar por "azar" (divina providencia), el trozo de manzana envenenado (fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal). La doncella de piel blanca volvió a la vida y el hijo del rey se la llevó a su reino de su padre. ¿Les suena?. En efecto, la Asunción de la Virgen María a los Cielos en cuerpo y alma.




Estos 7 enanos-sacerdotes, no hacen más que representar un microcosmos de una sabiduría ancestral. El bien luchando contra el mal; en apariencia, claro. Los 7 fundadores servitas al servicio de la Virgen con sus sacrificios personales, no es más que un reflejo de aquellos 7 sabios de la antigua Grecia, datados entre finales de siglo VII y mediados del VI antes de nuestra era, entre los que figuran Tales de Mileto y Solón de Atenas. Aquellos a los que aludian filósofos como Sócrates, a través de Platón, o Plutarco, para utilizarlos como ejemplo de la virtud de la sensatez humana en diferentes ámbitos de la vida. No se puede asegurar la existencia de la mayoría de ellos, así que el mito creado en su entorno hace sospechar que puede venir de una cultura anterior, como la mitología mesopotámica, con sus 7 espíritus sabios, los Apkallú, que fueron creados para asesorar a diferentes reyes. Tal como los 7 sabios chinos del bosque de bambú, del siglo III , en la época de los Tres Reinos, de influencia taoísta. En este lugar se reunían en un bosque cercano a la casa de uno de ellos, Xi Kang, en Shanyang, para realizar tertulias sobre armonías entre las artes y las ciencias. Se convirtieron en un símbolo colectivo de los ideales académicos en China.

Desde estas figuras de los "7 sabios" se plantea una especie de arquetipo en la memoria común a través de tradiciones religiosas o filosóficas. Desde los 7 preceptos de las naciones de Noé o leyes nohájides; o señalar "el número 7 por sus virtudes ocultas, dispensador de la vida y fuente de todos los cambios, pues incluso la luna cambia de fase cada 7 días: este número influye en todos los seres sublimes", como hizo Hipócrates, coetáneo de Sócrates; o también, en el comentario a la famosa traducción latina del Timeo de Platón, donde el filósofo cristiano hispano del siglo IV, Calcidio, disertó sobre el como "este número ha sido considerado el mejor, porque ha sido observado que es la regla de muchos fenómenos producidos por las leyes naturales." En dicho comentario, Calcidio, toma del Tratado de las Semanas, atribuído a Hipócrates, lo relativo a los movimientos críticos que se hallan reglados por septenarios. De esta visión del "aparente" funcionamiento, casi sagrado, del universo desde este número, se le añaden las cualidades del ser humano y la exposición del modelo de estas; véase tanto en las virtudes como en las faltas, agrupándolas de una manera intencionada para su uso regulado por aquellos administradores de la fe y el pensamiento del colectivo. 



Por tanto, en las figuras de ese patrón de "7 sabios" veremos reflejadas todas esas virtudes y, por contra, la lucha de cada una de ellas, personificadas en uno o varios personajes de estos sabios para pugnar contra las faltas o pecados del hombre. Un ejemplo de virtudes las tomaremos del Catecismo de la Iglesia Católica: Así tendremos a los sabios que encarnan a la fe para ganar la contienda contra el pecado del orgullo, que es la fe en las capacidades propias por encima de las de Dios; a los de la virtud de la esperanza de la voluntad de un Dios benevolente se usarán para acabar con la envidia; los virtuosos de la caridad (de estos van sobrados) vencerán a la ira, para no desear que otros experimenten dolor; aquellos cuya virtud sea la fortaleza de los que nunca se rinden prevalecerán contra el pecado de la pereza; los sabios poseedores de la virtud de la justicia nos ayudarán a superar a la lujuria, ya que tratando de manera equitativa a tus semejantes nos evitará la corrupción y desproporción; los prudentes reflejarán la victoria sobre la gula (recuerden los garbanzos con garbanzos); y los poseedores de la templanza moderarán sus actos sobre acciones innecesarias para eludir la avaricia. 

Establecer esta dicotomía entre virtudes y pecados es más propio desde una visión del medievo, sobretodo a partir de San Agustín de Hipona, finales de la Edad Antigua, que afirmó que "el alma es una determinada sustancia racional que existe para gobernar el cuerpo."  De esta manera, el cuerpo quedó bajo el yugo del alma y a merced de sus administradores en determinada religión de esos tiempos, lo típico de muchas otras, que vamos a contar. Estas aficiones a reprimir y dividir el cuerpo, salvando de la culpa y la represión incentivando el castigo, el azote, el apedreamiento y demás inclinaciones hacia la tortura física. Esto no va de si una religión es más verdadera que otra. Va del aprovechamiento de estos cultos, sus creencias y de la fe de las personas por parte de los que manejan los designios de las doctrinas. Incluso para establecer nuevos estados y nuevos órdenes políticos y económicos con apariencia de libertad. Matar al régimen antiguo, deponer las viejas oligarquías, pero con los mismos patrones. De este sutil modo los poderes de la economía y los que manejan los hilos de la espiritualidad siempre caerán del mismo lado que los utiliza; o sea, los mismos.



¿Cómo se llamaban aquel grupo de hombres valerosos que forjaron una nueva nación, desprendiéndola del yugo de un imperio y redactando una constitución dónde la libertad de los hombres estaba garantizada? ¡Ah, sí! Se les conoció como los 7 Padres Fundadores de los Estados Unidos de América. Thomas Jefferson, como figura del escriba; George Washington, como el valeroso militar; y John Benjamin Franklin, como el idealista; sin olvidar las figuras de Adams, Hamilton, Jay y Madison. ¿A qué sociedades discretas pertenecían todos, o casi, estos 7 sabios? A logias masónicas, sí. Que el monumento a esos Founders Fathers del Monte Rushmore puede recordar como símbolo al Montmartre o al Monte Senario. Que la proclamación de la independencia americana se firmara un par de meses después de la creación de los Iluminados de Baviera es uno de esos paralelismos temporales de la historia, que actúa de vez en cuando. A parte de que fuera en ese periodo de tiempo en que la Compañía de Jesús, aquella de los 7 fundadores del lejano 1534, estuviese suspendida de manera temporal desde 1773 hasta 1814 es otra ironía del destino. Las costuras de los forros interiores de las prendas históricas realizadas durante ese tiempo en occidente, es un ejemplo de como volver del revés el mundo en 40 años y aparecer con las vestiduras planchadas. La verdad es que estás 7 figuras fueron seleccionadas por el historiador Richard B. Morris en 1973, antesdeayer y dos siglos después.




Viajemos un momento a tiempos y tierras conocidas en proximidad, ¿Cuántas veces habrán escuchado o leído sobre los padres de la Constitución Española del Régimen del 78..., perdón ,de 1978? ¿Adivinan cúantos son? Pues sí, también son 7. Los Peces-Barba, Herrero de Miñón, Miquel Roca o el ínefable Manuel Fraga se alojaron en un parador nacional para concretar los designios del traspaso de poderes entre las familias del Gran Cortijo llamado "Las Españas", donde la especialidad es el "café para todos". Aquello lo denominaron el "pacto del mantel", sellado el el "salón del silencio"(¿mandiles y secretos?). Coincidencias de la historia de la historia, el Parador de Gredos fue el mismo lugar donde el hijo del dictador militar, Miguel Primo de Rivera, un tal José Antonio, junto a la cúpula de Falange española, plantearon una insurreción militar con el apoyo de generales como Franco y Mola, que nombrarían como jefe del gobierno al tal José Antonio. Hablamos de Junio de 1935, un año antes del estallido de la Guerra Civil. ¡Mira que habrá lugares en el país para ponerse de acuerdo en una constitución! Sí, piensen mal. Con el tiempo se construyó un modesto obelisco conmemorativo enfrente del acceso al lugar, símbolo que gusta mucho en la masonería para marcar localizaciones y delimitar territorios. Muchos de estos 7 padres fundadores de esta "conspiración constitutiva" pertenicían (y pertenecen) a diferentes logías masónicas. Esa repetición de 7 sabios, magos, sacerdotes, maestros, políticos, padres fundadores y virtuosos enanitos nos marca un control histórico-temporal para ensamblar mejor el relato a convenir.


Don Quijote de Loyola, Caballero Jesuíta. (Don Quixote de Loyola, Equites Iesuitarum)




Tras observar como se puede encauzar hacia la grandeza la figura de un personaje-mito a través de la impregnación del momento de la muerte, mediante esas máscaras mortuorias u otros iconos, resumamos un poquito. Ese símbolo de tránsito entre la vida y la muerte, que inmortaliza su vida y obra, la materializa y refuerza sus relatos. Casi de una manera esotérica, casi a modo de egregor, avivando sus mensajes y todo lo relacionado con sus protagonistas. Aunque como vimos, y veremos, tanto los manuscritos muertos, como los mensajes de divina procedencia aparecidos en su justo momento, son mucho más efectivos si son impulsados desde fuentes oficiales con fuerte aparato propagandístico. 

Pero no nos engañemos, la máscara postmortem del ínclito Loyola, no es comparable a la archiconocida de Dante o, a otras, como la famosa síndone de Turín; más bien parece que, por los datos que conocimos, invitaban a ocultar el hecho de que construyeran sus distintas imágenes icónicas desde el modelo de su cara de muerto, "reavivada" con buenas artes; o malas, según se entiendan las intenciones. No obstante, la maquinaria de la Compañía iba cogiendo velocidad de crucero en la creación del mito de su fundador. Pero había unas "manchas teológicas" que debían de borrarse de la imagen de vida santa que no eran compatibles con la idea de Contrarreforma católica, que se estaba imponiendo contra el hasta hacía pocos años alabado humanismo erasmista, y que no podían asomar en el estandarte de la orden jesuita.


La Compañía debía de renunciar a los aspectos más renovadores que promulgaba Ignacio de Loyola y sumarse al gobierno de la Inquisición junto a la Orden de los Dominicos. Para ello era necesario borrar toda la información sobre las persecuciones de las que fue objeto, Loyola, por parte de los seguidores de Santo Domingo de Guzmán. Aquellas que dictó de viva voz al padre 
Luis Gonçalves, biógrafo del "Relato del Peregrino", donde contó como fue acusado y encarcelado por breves periodos de tiempo por "iluminismo", por parte de la Santa Inquisición o la autoridad episcopal en Alcalá de Henares, Salamanca y París, entre 1526 y 1535. 

Los "iluministas", o "alumbrados", fueron una secta de místicos con grupúsculos localizados en pequeñas ciudades de Castilla. Promulgaban el amor a Dios abandonándose a la voluntad divina y no reconociendo las autoridades eclesiásticas, su jerarquía y sus dogmas. Y claro, con la Iglesia hemos topado. Muchos de estos alumbrados eran beatas y monjas, que realizaban momentos de éxtasis, arrobos, presuntas levitaciones y otros fenómenos paranormales bajo el cobijo de reuniones palaciegas de nobles píos, amparados bajo títulos de Grandes de España. donde eran "reinas del salón". Alguno de estos "alumbristas" hizo de estas reuniones su medio de vida. Y ahí por donde se ofrecían dádivas solía aparecer Íñigo. También relató como fue perseguido de nuevo en Venecia y Roma. En varias cartas niega cualquier implicación con los alumbrados.

Máscara mortuoria de San Francisco de Borja


Ni que decir tiene que desapareció cualquier vinculación procesal con el futuro santo, pero se debía borrar aquella prueba autobiográfica que ponía en entredicho a los inquisidores dominicos después de pactar con la Compañía de Jesús el abandono, por parte de los jesuitas, de sus ideas más renovadoras para la Iglesia y compartieran el mandato de la Santa Inquisición. El pacto entre ambas órdenes supuso una radicalización de ideas y medidas surgidas del Concilio de Trento para hacer frente al protestantismo, que dividió a la Cristiandad. La llamada Contrarreforma exigía una unidad entre el catolicismo y, por tanto, aquel "Relato del Peregrino", debía desaparecer de forma material. El encargado de su eliminación fue el tercer general de los jesuitas. Francisco de Borja, bisnieto de Alejandro VI, uno de los dos papas Borgia, y bisnieto del gran Fernando, el Católico, fue Grande de España e incluso llegó a ser nombrado Virrey de Cataluña por el Emperador Carlos V. El más alto poder tomó las riendas de aquellos soldados espirituales del Papa; si ya no estaban lo suficiente amarrados desde sus inicios. Este nobilísimo general también tuvo una "conversión ignaciana", por cierto. 

La autobiografía maldita no se había imprimido desde su extraña finalización, unos meses antes de la muerte de Loyola. Gonçalves, mandó pasar sus notas manuscritas en dos tandas. Una primera de 8 capítulos copiados en castellano y la otra con los 3 restantes en italiano, al no encontar amanuense (o copista) en Génova, que conociera el idioma con el que se tomaron las notas de viva voz. Cuesta de creer esta circunstancia al conocer que dicha obra se divulgó con rapidez entre la Compañía, al ser los jesuitas una orden de miembros bastante cultos. Pasaron 10 años hasta la prohibición en 1565, a la muerte de Laínez, sucesor de la Generalía. No bastó con desbrozar ciertos pasajes comprometidos. El encargado de confeccionar un buen traje a medida de la vida del fundador de la Compañía fue, ni más ni menos, que el mismo que se encargó de crear la imagen icónica del Loyola en tránsito de la vida a la muerte, ese oscuro personaje con varios másteres en conspiración, que fue Pedro de Ribadeneyra. La redactó primero en latín, en 1572, y en 1583, en castellano, con título "Vida del Padre Ignacio de Loyola". Un fino trabajo de conversión de ideas y una pesada, muuuy pesaaada biografía.



Ribadeneyra (1526-1611), en su larga y militante vida, se encargó de fijar de manera correcta las biografías de los dos siguientes generales jesuitas a Loyola: Diego Laínez, uno de los 7 padres fundadores, y "el Borgia", antes mencionado. También fue el principal encargado de dar esplendor a la nueva causa de la Compañía de Jesús. En 1595, escribió "Tratado del Príncipe Cristiano", la teoría revisada de oposición directa a la obra de Maquiavelo, su famoso "El Príncipe", donde aquel afirmaba que la religión cristiana era contradictoria con la defensa por las armas y volvía a los hombres incapaces de virtudes militares, los hacía débiles para el gobierno. Ribadeneyra hace hincapié en todo lo contrario y se hace eco de las tesis antimaquiavélicas, que ensalzan más la eficacia militar ante la eficacia política, que promulgaba el florentino. Esa fue una de las ideas de la Contrarreforma, unir a los países para tomar las armas en nombre del catolicismo contra los enemigos de Dios. Los jesuitas en esos años sufrieron una fuerte hostilidad, en especial los españoles, que cesaría tras la claudicación de las renovaciones que promovió su fundador por parte de toda la Compañía.

El "Relato del Peregrino" desapareció para el público hasta bien entrado el siglo XX, la intensa vida y los pasajes seleccionados por Loyola para que sirviesen de guía a sus futuros compañeros (fueran ciertos o no), no fue revelada, en cierta manera, hasta 1731, donde se publicó una traducción en latín recogida por el padre Jean Pien, bolandista, que eran aquellos colaboradores jesuitas que continuaron la obra hagiográfica de Jean Boland, en un compendio de todos los datos posibles de la vida de los santos católicos. La hicieron a partir de la traducción latina del padre Hannibal du Coudret, de 1561, y que apareció en Amberes como "«Acta Sanctorum», Vol 34, pp 645-665", confrontada con el códice del padre Jerónimo Nadal, el más insistente con el fundador para que escribiera su vida y prologuista del mismo. El documento original no se conservó, pero basados en las copias más antiguas se pudo publicar la versión "original", copiada en castellano e italiano, en la gran recopilación de documentos sobre los primeros años de la Compañía que se realizó en la colección "Monumenta Historica Societatis Iesu", a partir de 1894. El "Relato", fue introducido en esta en 1904, siendo divididos los 11 capítulos, también en un total de 101 numerales (otro 11-11). Tras una nueva pequeña edición más crítica en 1942, para estudiosos y de difícil acceso, en la misma "Monumenta", no fue hasta 1973 que se editó para dominio público a través de la editorial Labor, sin que haya sido justificada su ausencia por la Compañía. 400 años de ausencia.



¿Pero por qué esa ocultación?¿Acaso iban a rendirle cuentas a la Compañía tres o cuatro siglos después? Ya fue beatificado en 1609 y santificado como San Ignacio de Loyola en 1622, no iban a quitarle honores. ¿Qué esconden esos textos? Puede que la respuesta la hayemos en las palabras que dejaron los bolandistas para la exposición de dicha biografía en latín los motivos, en la lengua de Julio César, claro:"vitam 'illam, tot titulis venerabilem, e tenebris in quibus deliturat hactenus, in lucem proferri merito debere", algo así como: "aquella vida venerable por tantos méritos, desde la oscuridad en la que había permanecido hasta ahora, sea sacada como se merece a la luz". Puede parecer esta una alusión a la famosa inscripción del escudo que aparece ilustrado en la primera edición de "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha", en1605, que reza de esta manera: "Post tenebras spero lucem"; tras la oscuridad, esperamos la luz. Explicamos porqué la más famosa de las obras de Cervantes tiene que ver con la biografía perdida de Loyola. Pero no adelantemos acontecimientos, paso a paso.

Viajemos en primer lugar a la Salamanca de 1610, donde se celebraba una fiesta en homenaje a la beatificación de Ignacio de Loyola recorriendo las calles, donde documentaron una máscara a la picaresca llamada "el triunfo de Don Quijote". Ya habían pasado 5 años de la primera edición de la famosa novela, 40 de la prohibición y retirada del inadecuado "Relato del Peregrino", y 27 de la publicación de la políticamente correcta biografía a cargo de Ribadeneyra. Esa fue la fuente más antigua de los paralelismos temáticos y anecdóticos que han surgido entre lo publicado en la biografía oficial a lo largo de la historia, del que se creyó, también, que Cervantes las parodió. Muchos investigadores y autores coincidieron en eso. François-Marie Arouet, con nombre de guerra Voltaire, compara a Loyola con el Quijote en su "Diccionario Filosófico" de 1764: "¿Deseas adquirir un gran nombre, ser el fundador? Estar completamente loco, pero con una locura adaptable a tu siglo." Aquí, Voltaire, hace mención del precio a pagar por llevar a cabo ideas no convencionales, pero firmes, te convertirán en loco en tu tiempo y serás perseguido, pero que con el tiempo será idealizado por su tesón, como el Quijote, y premiado en glorioso recuerdo. Escribió, además, el filósofo y francmasón francés: "Tened, además, la suficiente razón en vuestra locura para dirigir vuestras extravagancias. Sed excesivamente obstinado. Es posible que os ahorquen, pero si no os pillan, se erigirán altares en vuestra memoria."



Otro gran autorque vio a Loyola encarnado en la triste figura del personaje cervantino fue el vasco, como San Ignacio, Miguel de Unamuno. Percibió animadversión de la misma Compañía de Jesús hacia él, al que definía como "el caballero de la Fe y el fundador del cristianismo quijotesco."  San Ignacio sería el Quijote de la Iglesia, el hidalgo (como lo fue Loyola) que se dejaba trastornar la mente para la mayor gloria de Dios. Cierto jesuita le confesó a Unamuno que durante una fiesta los novicios de la Compañía prendieron fuego a un ejemplar de la novela de Cervantes mientras daban brincos sobre sus llamas. Para este escritor, la figura del fundador de los jesuitas, no tuvo relación con el papel desempeñado por sus miembros tras su desaparición. Pero Unamuno, fallecido en 1936, no llegó a conocer el "Relato del Peregrino", que parece tener la clave de esa relación entre la construcción de el hombre y el mito de la figura de aquel Íñigo López de Loyola.

La figura de San Ignacio no podía crearse en otro lugar que no fuera en tierra hispana. En un artículo sobre el mito de "Antígona",  el ensayista gallego y miembro del Club de Roma, Juan Rof Carballo, en 1987, describió:"Nuevos, auténticamente nuevos, no hay más mitos que los inventados en España. El Quijote, Don Juan, Segismundo y, añadiría, según quiero recordar, a la Celestina. Es extraño que el país que ignora a Antígona, que no gusta de la tragedia, que hace fracasar a Cervantes cuando la escribe, es el único en occidente, que después de los griegos, es capaz de generar mitos originales.



Y entonces, es cuando nos topamos con un extraordinario ensayo publicado en 2002 titulado "El triunfo de Don Quijote. Cervantes y la Compañía de Jesús: un mensaje cifrado", del profesor y ensayista sevillano Federico Ortés. Un profesor de secundaria, especialista en la más famosa obra de Cervantes extraordinariamente poco conocido. Decimos esto por la extrañeza que nos debería provocar el que un descubrimiento del tamaño que les vamos a narrar sea tan poco nombrado. Debería, hemos dicho bien. A estas alturas de la película ya podemos advertir que cuando algún bienintencionado investigador pincha en hueso del sistema, y esa herida puede sangrar bastante, este sabe muy bien como suturar el corte. Eclipsa la mancha a base de costura fina con el suficiente hilo, hasta que el pinchazo deja de arrojar sangre alguna, cicatrice bien y no haya peligro de gangrena.

Esa biografía por encargo escrita por Ribadeneyra, como nos cuenta Ortés, estaba "repleta de una prosa sobrecargada y tediosa, llena de inútiles explicaciones y de dobles y triples adjetivos". Del "Relato" humanista de la autobiografía de Loyola se pasa a las adulaciones a la Inquisición en la "Vida" que lo suplantó; así como insultos sin mesura a todos los protestantes, judíos y musulmanes. El maquiavélico Ribadeneyra (seguro que este adjetivo le escocería cual sal en herida abierta) cumpliría un triple objetivo, según Federico Ortés: despojar a Loyola de su fuerte impronta heterodoxa, silenciar las fuertes acusaciones de injusticia y cohecho, expuestas en el "Relato", contra determinadas personas e instituciones, e integrar a la Compañía en cabeza de la opresiva Contrarreforma. Esas quejas y protestas quedaron en el olvido, pues los jesuitas han sabido siempre como limpiar y presentar su historiografía de la manera más favorable a sus intereses.



Tras esos dibujos de las costuras es donde este profesor, Federico Ortés, pudo dislumbrar que en esos primeros 8 capítulos descarriados del "Relato" primitivo, estaba la clave que Miguel de Cervantes plasmó en su "Don Quijote". Estos capítulos copiados inacabados fueron dejados por Gonçalves en Roma estaban escritos en castellano, y de los que se extendieron copias manuscritas por Roma y el resto de colegios de la Compañía, forman el germen de la novela. La base de la que Cervantes arma una imitación semántica y de forma, que incluso hace coincidir, para que no haya objeto de duda, el que quede inacabado el octavo capítulo cuando don Quijote comienza la batalla con el vizcaíno; cuando en esas copias del "Relato", Ignacio de Loyola, estaba a punto de recibir una paliza ejemplar dejando ese capítulo 8 en el aire. Cervantes no sólo copia la estructura del personaje por capítulos, tambié echa mano de la biografía de Ribadeneyra para tener una fuente del contenido paródico. 

El "Relato" actúa como modelo de la verdadera vida de Loyola para los historiadores; ejerciendo la "Vida" de prototipo de la falsa o irreal literatura. También esos 8 capítulos son la base para hallar las pistas metodológicas claves par introducirse en la desencriptación de la novela. este debe ser uno de los motivos del secuestro de la obra por casi 400 años. Sin ella en circulación hace casi imposible su relación con el Quijote. El oscurantismo del doble lenguaje ha de ser asumido por el lector para poder ver las raíces profundas de esta obra de Cervantes, el cual, utiliza desde el principio una suerte de alfabeto críptico progresivo, según Ortés, al que se accede por conocimiento a la perfección de los textos "Relato" y "Quijote". Entonces, se empezarán a observar sus analogías y la doble trama, externa e interna, que al entrar ambas en interrelación multiplica el contenido de la novela y la convierte en una obra mucho más compleja de lo que siempre se imaginó. No en vano, Cervantes utiliza varios narradores ficticios como recurso literario para "exculparse", de manera literaria al menos, de lo que diga su Don Quijote, que también debe ser exculpado por su locura artificiosa. El autor se pone varios vendajes antes de ser "herido". Curiosamente, recurre a ese truco para cambiar de narrador a partir del capítulo 9, y cederlo al misterioso morisco, Cide Hamete Benengeli, al que muchos "expertos" ven un nombre en clave del mismo autor. El narrador de los primeros 8 capítulos queda en misterio.




Esquema de algunas semejanzas de pasajes
 del capítulo 1 de "Relato, "Vida" y "Quijote".



Este descubrimiento del profesor Ortés fue puesto en conocimiento por él mismo a las diferentes instituciones y asociaciones cervantinas oficiales, obteniendo un gran silencio por respuesta. Su hallazgo contrastado en una serie de ensayos y artículos, la mayoría puestos a libre disposición, se puede considerar como un delito histórico de omisión, que afectaría a todo el siglo de Oro, según este profesor. Pero, ¿cuál habrá sido la respuesta por parte de los jesuitas el motivo del secuestro del "Relato" y su origen como fuente principal del Quijote? Silencio, también. Una especie de "omertá" de la historia que impide informar sobre las actividades histórico-delictivas.¡Dios salve a  los elucubradores!

Ahora se entienden mejor esos autos de fe realizados por algunos jesuitas donde arrojaban a las llamas ejemplares de la novela de Cervantes al grito de: "¡por hereje, por impío, por liberal!", en clara referencia velada a su padre fundador. Pues parece que iba por buen camino el descubrimiento del profesor Ortés. Cervantes construyó su novela del caballero de la triste figura de una forma matemática. Los 8 primeros capítulos son una parodia perfecta de los 8 capítulos "sueltos" del "Relato" y el inicio de la muestra de forma velada las mentiras de la "Vida" de Ribadeneyra. Esa biografía "mentirosa" tuvo exitosas ediciones en 1583, 84, 86, 94, 95 y, la última, de manera sospechosa, coincidió con la primera edición del "Quijote", en 1605. Ya no se volvió a editar hasta 1863. Incluso se llegaron a apartar y esconder también esta biografía tras el explosivo y rotundo exíto de la novela de Cervantes, cuyos primeros ejemplares corrieron de manera exitosa por la corte del monarca Felipe III. ¿Qué raro, no? Parece que los lectores de ambas obras de la época supieron encontrar similitudes entre el personaje de esa novela como una parodia del fundador de la Compañía de Jesús encarnado en Don Quijote. 



Los "amores platónicos" de ambos personajes, Loyola y Quijote, por damas que no estaban a su alcance, y que nos recuerda a las "donna angelicata" de aquellos Fedeli d'Amore con Dante a la cabeza, se manifiestan aquí de manera encriptada con la figura de Dulcinea del Toboso. Ese acaramelado nombre compuesto por 17 letras, esconde a la joven por quien quedó prendado aquel Íñigo soldado y que fue hermana del mismísimo emperador Carlos V, la entonces infanta Catalina de Austria, de 17 letras, también. Por supuesto esa alusión de deseo por la imagen de una mujer a un futuro santo no se podía tolerar, aunque sólo fuera de manera contemplativa. La relación entre algunos nombres de la novela con personajes históricos que interactuaron con San Ignacio también aparecen velados, como fue el caso del arzobispo de Toledo, que será escondido tras otro nombre de 6 letras como el de arzobispo de Turpín, nombre del considerado legendario autor de las "Crónicas de Carlomagno y Roldán". La idea del "camino" como eje central de la novela es un recurso para adaptar el propósito de vida hacia la santidad de Loyola, como el del Quijote hacia su promesa como caballero andante. Los mensajes codificados en forma de parodia hicieron reaccionar a la cúpula jesuita.

El ataque del agente Ribadeneyra, llegará a culminarse tres años después de su muerte, el 22 de Septiembre de 1611. El encargo se desarrollará tras conocerse la elaboración de la segunda parte del Quijote a cargo de Cervantes, donde se corría el riesgo de que dejara todavía más en evidencia el plan de ocultación de lo desvelado en la "autobiografía" del propio, ya beato, Ignacio de Loyola desde 1609. Este plan fue la anticipación a esa publicación con una versión apócrifa que contrarrestaran los efectos que habían calado de la primera parte. Lograron su cometido y apareció como el "Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha" escrita por un tal Alonso Fernández de Avellaneda e impresa en Tarragona en 1614. El "tal" autor era un pseudónimo de uno o varios autores, que apuntan, según los "expertos", al entorno de Lope de Vega, enemigo acérrimo de Cervantes. 



El Quijote de Avellaneda, como pasó a ser conocido, es una transducción contrarreformista del Quijote de Cervantes. Esto es, una transformación del sentido de los valores plasmados por Cervantes en su novela. Una interpretación religiosa y literaria del Quijote cervantino para convertir la razón antropológica del original por una razón teológica, reintrepretándola, produciendo una antítesis a la tesis quijotesca. El Quijote "fake" se muestra católico y contrarreformista sustituyendo cualquier racionalismo antropomórfico por racionalismo teológico. El nuevo héroe contrarreformista y el autor (o autores) interpretan todo lo que debe ser desde la doctrina a imponer, en contra del popular personaje creado en 1605, que interpretaba todo lo que sucedía en su mundo. En el primer capítulo del apócrifo de Avellaneda, al transformado Quijote, le dan a leer unos libros destinados a los reos acusados por la Inquisición (a los que sabían, claro), como el "Flos Sanctorum", la "Guía de Pecadores" de Fray Luis de Granada o los Evangelios. Hace desaparecer el amor platónico encarnado en Dulcinea y lo convierte en una prostituta llamada Bárbara. Se podría deducir un intento de mandar a Loyola, de nuevo, al tribunal de la Inquisición de manera simbólica.

De hecho, al final de este apócrifo, el Quijote queda relegado a un manicomio; una clara alusión al fundador jesuita y a su mensaje en su autobiografía, donde es comparado con un lunático y a aquellos que siguen su discurso, como el personaje de Sancho, serán objetos de burla y mofa, donde es relegado, en esa novela-embestida, a bufón en el palacio de un noble. La mujer perdida agasajada por el "Quijote avellanedo", aquí convertido en hombre de misa diaria y rosario en mano (cual devoto de Escrivá de Balaguer), acabará sus días encerrada en un convento. También es un mensaje para el autor y a sus posibles "clientes", elucubrando un posible encargo de la concepción del Quijote original. El contraataque de Cervantes no se hizo esperar. Aceleró y rectificó algunos pasajes de su segunda parte y arremetió con ·lo más grande" contra tal afrenta jesuita.



Primero ninguneó al autor o autores, de los que dijo conocer su identidad, y utilizando al personaje de Álvaro de Tarfe, aparecido en la novela apócrifa, lo hace declarar ante notario que no conocía a Don Quijote y Sancho, y que no era aquel que circulaba en la versión del tal Avellaneda. Miguel de Cervantes utiliza la metaficción para dar valor jurídico y obtener una versión jurada del personaje desmintiendo las tesis contarreformistas allí promulgadas de un certero y cortante golpe de pluma. Uno de los mayores zascas de la literatura universal que tuvo que hacer sentar de golpe sobre sus jesuíticas posaderas a toda la cúpula de la Compañía fundada por aquel al que ocultaban parte de su vida. Pero su exposición encriptada fue a más en esta segunda parte del Quijote. 

Hizo realizar al personaje tres salidas desde su hogar, como Loyola, o el trato de productos como el bálsamo de Fierabrás o el objeto del yelmo de Mambrino, de propiedades maravillosas que refuerzan la invulnerabilidad fisica del Quijote en su camino de caballero; así como el camino ascético de Loyola hacia el logro de su perfección, o invulnerabilidad espiritual, que ya pasó las penitencias y fases purgativas, como Don Quijote y sus continuos tropiezos en su camino, parodiados como aventuras, ya los dos en fase iluminativa: el santo, llegando a esos poderes espirituales que lo conectan con Dios, y el caballero de la triste figura empoderado con el bálsamo y habiendo obtenido el yelmo, se encuentra sin temor, protegido y guiado por Dios.



La muerte de Don Quijote y la de Loyola también encuentran su equivalencia expuesta por Cervantes. Quien muere en Roma es Íñigo, el creador del personaje de Ignacio; así como el que muere en la aldea manchega es Alonso Quijano, el personaje de carne y hueso creador del Quijote. El escritor intenta reflejar que todos los personajes presentes durante la muerte del protagonista recuerden que Don Quijote sigue vivo, como leyenda y mito que se erige sobre el hombre muerto de manera pacífica; al punto que Íñigo muere, y a través de su máscara mortuoria, se da vida al personaje del futuro San Ignacio, con sus ocultaciones, sus misterios y sus engaños. La fecha de esa muerte se hace coincidir en ambos personajes gracias a un juego numérico que viene producido por un error cronológico en la llegada de Don Quijote y Sancho a Barcelona. Aparece antes de este hecho una carta al escudero fechada el 16 de Agosto, en su "ínsula", diez jornadas antes de esa llegada producida la víspera de San Juan, el 23 de junio. Este aparente error de Cervantes lo convierte en un ingenioso recurso para construir un sofisticado mecanismo temporal que lleve a contar las jornadas restantes narradas de la vida de Alonso Quijano, hasta su fallecimiento hacia el día del 31 de Julio, fecha donde se produjo en 1556, la muerte de Loyola. El trasvase de datos fue completado. Todas las comparativas de las biografías con la novela las pueden comprobar con detalle de rigor científico en la página web del profesor Federico Ortés, Don Quijote liberado.

¿Y qué hacemos con la no menos apasionante vida del autor de esta parodia encriptada, que a su vez es un rescate velado de la figura parodiada? ¿Quién era en realidad ese hombre de Alcalá de Henares que sin tener acceso a estudios universitarios se convierte en figura clave de la literatura universal? Pues un soldado. Un buen soldado que cumple órdenes. Qué es herido en la gloriosa batalla de Lepanto al servicio de su rey, como aquel Íñigo. Que queda mutilado en parte, como aquel soldado guipuzcuano. Que es apresado varias veces por realizar su labor, como aquel iniciado, aún Íñigo. Que no posee nigún retrato en vida, siendo sus imágenes pintadas fruto de la descripción escrita por él mismo y realizadas a posteriori de su muerte; caso parecido al fundador de la Compañía, al que "atraparon" su imagen justo al fallecer, mediante una máscara mortuoria, que sirvió para poner rostro a una vida bastante creada, por él, en parte, y rematada y reconvertida por sus manipuladores sucesores.



Se hace extraño pensar que pese a haber podido tener acceso a ese "Relato del Peregrino",  Cervantes se embarcara en la ardua tarea de "destapar" los planes de gente con tanto poder como el que atesoraba ya la Compañía de Jesús, sin tener un buen "bálsamo de Fierabrás" o un "yelmo de Mambrino" que lo protegiera de las represalias. Se conoce al menos una misión como espía, documentada, en Orán, en 1581, por encargo del rey Felipe II, por espacio de un mes, de la que percibió 110 ducados y ayudó a derrotar al almirante turco Uluch Alí. Se especula con la posibilidad de que el joven Miguel fuera enviado a Italia a principios de 1569 para entrar al servicio de una poderosa familia, como camarero del joven cardenal Giulio Acquaviva, sobrino del futuro General de la Compañía de Jesús durante 34 años, de 1581 hasta el año de la publicación de la segunda parte del Quijote, Claudio Acquaviva, el considerado segundo fundador de los jesuitas. En ese breve periodo hasta su enrolamiento en los tercios un año después, es cuando se cree que estuvo al servicio de "Su Majestad", en esa extensa red de espías que tenía por todo el Mediterráneo. Tal vez sea esta cobertura que tuvo por algún grupo de poder, la que le hizo afilar tan agudamente la pluma y el tintero contra los todopoderosos jesuitas del general Acquaviva.



Pero más allá de todas estas claves encriptadas y de vidas paralelas, nos hemos encontrado con otro patrón repetitivo de constructo, llamémoslo "libro final alterador de la historia". Vimos como tras acabar de dictar su vida, y con esos capítulos redactados, unos por un lado en castellano, otros por otro en italiano, Ignacio de Loyola fallece muy poco después de ese periodo de elaboración final inconclusa de su "Relato del Peregrino". en 1556. Gonçalves, el padre jesuita confidente de esa biografia, incorpora unas adiciones marginales a esta en 1562.¿Cuántas? 13, como no. Doce en los capítulos castellanos y una en los italianos. Suerte similar ocurrió tras acabar su parte del Quijote, Cervantes, en Barcelona, el 31 de Octubre de 1615, y muriendo el famoso 23 de Abril de 1616, pocos meses después. Y como no hay dos patrones sin tres, contaremos como original aquella misteriosa finalización de la "Divina Comedia", de Dante, que analizamos con anterioridad, y la aparición de los 13 cantos finales unos meses después de su defunción para completar su genial obra. Acabar una obra clave y justo morir. Triste y elucubrador destino el de aquellos que pasaron a la historia con unas vidas creadas






Los Manuscritos Resucitados (resurrexit scripta).




Llegados a este punto del viaje, y con las maletas repletas de referencias simbólicas y patrones comunes, a la par que de ideas esclarecedoras sobre la maquinaria de constructos históricos que utiliza el poder-religión, retomamos ese descubrimiento con el cual comenzamos esta travesía, que esperamos no haya sido por el desierto; o al menos eso pretendemos. Con esas indagaciones recogidas, a modo de "souvenirs", en cada parada de esta andanza, trataremos de averiguar que es lo que se esconde tras esos rollos escritos en tiempos de Jesucristo, que contenían las siguientes características: hallados en su tierra; con fragmentos de todos los libros sagrados de la religión judaica, algunos completos otros con menos texto; con escritos comentados por los rabinos sobre estos libros; con reglas de la comunidad religiosa que habitaba la población cercana; de diferentes maneras de entender el judaismo; de la lucha de estos con los romanos; pero ni rastro del Hijo del Hombre, Jesús, ni de sus acólitos. ¿Ni rastro? Veremos. 

Aunque el constructo del descubrimiento parece estar hecho en apariencia por y para ensalzar los mitos de tradición hebrea, observaremos alusiones al mesías rechazado por los judíos, a Jesús de Nazareth. Recordemos a los dos primos beduinos y su hallazgo de las 10 "pithos" rellenas de aire, tierra y pergaminos que nos hicieron recordar a los sefirots del árbol de la cábala y a la "esperanza perdida" de la Caja de Pandora. "El Lobo" y su primo regresaron al campamento de su tribu contentos por haber dado con la cabra descarriada y explicando a sus familiares la anécdota del tesoro encontrado. Ese relato recuerda a la parábola de Jesús de la oveja (cabra) perdida. En Lucas 15, 4 al 6 se cuenta: 

"¿Qué hombre de vosotros, teniendo 100 ovejas, si pierde una de ellas, no deja las 99 en el desierto, y va tras la que perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se ha perdido."




¿Y de qué estaban hechos la mayoría de rollos y fragmentos encontrados en las cuevas de Qumrán? Sí, de piel de cabra y oveja. Y como complemento unos versículos del evangelio de Mateo, algo anterior en tiempo al de Lucas, y para dar paso al ejemplo de la oveja extraviada, dice: "Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido." (Mateo 18.11) Piel de cabra extraviada. ¿Y en qué lugar nace este relato? En el campamento de la tribu beduina de los Ta'amireh, a las afueras de Belén. No era en un "portal", pero como paralelismo histórico está bien. La marcamos con un asterísco como ligera referencia al Mesías, rechazado por unos y divinizado por otros. Los beduinos pastoreaban por esa zona porque entre el invierno y la primavera el desierto parece proporcionar pasto a sus cabras y camellos. El relato de los jóvenes primos pastorcillos, cuyas edades las sitúan las crónicas oficiales entre los 13 y 14 años, o los 15 y 16, los "relatólogos" no se acaban de poner de acuerdo, arranca en Belén donde contactan con unos comerciantes con el interés de poder vender aquellos extraños rollos escritos en piel de cabra. Aquí el relato ya convierte a los primos en tres.


Establecen contacto con un vendedor de telas conocido por ellos, un cristiano ortodoxo sirio llamado George Ishaya Shamoun, que les aconsejó y llevó a un zapatero para intentar vender esos cueros de gran calidad, para ver la oferta que les hacía por ellos. Era un cristiano árabe de rito ortodoxo de nombre, Khalil Iskamder Shaun, más conocido por Kando, cuya zapatería estaba situada en la "Plaza del Pesebre" de Belén. El zapatero les ofrece un pequeño anticipo y la tercera parte de la futura venta. Por su parte, el vendedor de telas, Isahya, informaría a su jefe eclesiástico, el metropolitano (esto es, arzobispo) Athanasius Samuel, cabeza de la iglesia jacobita siria en Israel. Kando y el vendedor de telas viajaron a Jerusalén durante la Semana Santa de 1947, donde le muestran, lo que luego se supo que fueron, los rollos del Libro de Isaías y el rollo de la Regla de la Comunidad. Se reunieron dos veces en la Iglesia de San Marcos de Jerusalén, regida por el metropolitano Samuel. La primera los dos comerciantes betlemitas (de Belén) y la segunda con ellos y los beduinos, que se trajeron más rollos. Estos fueron expulsados por un monje de esa comunidad eclesiástica que los confundió con unos timadores de antigüedades. 

Es en ese viaje de la "Plaza del Pesebre" de Belén hasta Jerusalén donde volvemos a observar una alusión a Jesús. También en los sucesos acaecidos en la semana de Pascua; en la expulsión de los mercaderes del templo por el Mesías, donde en el Evangelio de Marcos (como el nombre del templo donde se realiza el relato de la venta de los rollos) nos dice en el capítulo 11, en los versículos del 15 al 17: 




"Llegaron a Jerusalén; y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; volcó las mesas de los que cambiaban el dinero y los asientos de los que vendían palomas, y no transportara objeto alguno a través del templo. Y les enseñaba diciendo: "¿No está escrito: "MI CASA SERÁ LLAMADA CASA DE ORACIÓN PARA TODAS LAS NACIONES?" Pero ustedes la han hecho una cueva de ladrones".

Además hay una comparativa hacia la vida de Cristo, cuando el metropolitano Athanasius Samuel desenrolla uno de los rollos y contempla que está escrito en hebreo (aunque no sabía leerlo). Ese rollo era el del Libro de Isaías, el mismo rollo que, Jesús, lee en la sinagoga de Nazareth: "Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito." (Lucas 4, 17) Recordar que el rollo de Isaías era el mejor conservado y se encontró completo en su totalidad, y por duplicado en la cueva 1. Los "designios de la providencia"..., que le vamos a hacer.

La situación límite en la que nació el Estado de Israel, en permanente conflicto con sus vecinos árabes, llevó a la búsqueda de argumentos que demostraran que los judíos habían vivido siempre allí desde tiempos inmemoriales, otorgándoles un derecho histórico para vivir y restablecer su propio estado en Palestina. Por tanto, esos hallazgos arqueológicos, se convierten en sus argumentos políticos. Y otra cosa no, pero dinero, las familias sionistas, tenían de sobra para financiar esos proyectos de "recuperación" histórica, e incluso, para crearla, si se diera el momento. Ahora lo veremos, antes vayamos de viaje con esos rollos en su particular diáspora, que daría una validez simbólica a esa inmigración de personas judías hacia la Tierra Prometida, que reforzara ese nacionalismo, promulgado desde finales del siglo XIX, y que apoyaron económicamente a estas familias desde principios del siglo siguiente; siendo el barón Edmond de Rotschilde, el principal apoyo capitalista. La colonización estaba en marcha; el constructo, también.




Tras la ofensa del templo de San Marcos, los beduinos rechazaron vender los manuscritos a Athanasius Samuel (o eso se refleja en el constructo). Kando, consiguió comprarles a los ofendidos cuatro de aquellos rollos y vendérselos al metropolitano de la iglesia siria. La venta no superó los 100 dólares. Este pudo trabajar en confirmar la autenticidad de aquellos documentos enrollados en cuero en las semanas siguientes. Mandó a uno de sus monjes, de expedición con el vendedor de telas, George Ishaya, que pertenecía a su Iglesia, al lugar supuesto de los descubrimientos. El monje le contó a su regreso que en aquella gruta aún quedaban multitud de fragmentos de manuscritos, jarras (o pithos) intactas, trozos de telas, mimbres y objetos metálicos bastante deteriorados. Esta información le dio más veracidad a la posible autenticidad de los manuscritos llevados por los beduinos. Cabe decir, que lo que se nos cuenta en el relato de los hechos fue la sospecha del metropolitano en que aquellos documentos ofrecieran información relevante sobre los primeros tiempos del cristianismo o las primeras andanzas de sus discípulos. 

Para ello necesitaba descifrar el contenido de aquellos rollos y certificar su antigüedad por personal experto en la materia y autorizado. En septiembre del 47, Athanasius, visitó el Departamento de Antigüedades de Palestina, que estaba situado en el edificio que se conoció a partir de 1930 como Museo Rockefeller, gracias a las donaciones de esta familia. Se entrevistó con Stephen Hanna, reconocido investigador que trabajaba allí y cristiano ortodoxo sirio, también. Hanna, era especialista en arqueología de los orígenes del cristianismo, pero no garantizó la autenticidad del manuscrito que le proporcionó su jefe eclesiástico en la zona. El arqueólogo no se atrevió a presentar dicho documento a las autoridades del Departamento para no ser desprestigiado por estos. ¿Raro, no? 

Tras esta decepción no cejó en su empeño y se dirigió a la Escuela Bíblica y Arqueológica Francesa que pertenecía a la Orden de los Dominicos. Allí relató lo acontecido con el descubrimiento de esos rollos a un monje sirio, conocido de este desde tiempo atrás. Días después este monje fue acompañado de otro, especialista holandés en la materia, Van der Ploeg. Analizaron meticulosamente un rollo durante varias horas y los dos dominicos llegaron a la conclusión de que aquel manuscrito era el "Libro de Isaías" completo, de al menos el siglo II después de Cristo. Un monje con mayor experiencia les aconsejó analizar la cerámica donde se hallaron los rollos, pues es la cerámica la que en arqueología actúa como un reloj de tiempo muy preciso para cualquier datación fiable. Esto ya fue más difícil de conseguir. También les advirtió de las frecuentes falsificaciones llevadas a cabo por anticuarios con pocos escrúpulos y los dominicos se olvidaron del tema a las pocas semanas. ¿Raro, también, no




Días después del encuentro con los dominicos, Samuel, llevó los rollos a su patriarca superior de la iglesia jacobita en Homs, Siria, al Norte de Damasco. Tras esa reunión de la que se desconocen los detalles este metropolitano envió a un grupo de hombres a excavar a la cueva de los rollos. Su visita coincidió con la llegada a ese país de un agente de la O.S.S. (Oficina de Servicios Estratégicos) de los EE.UU., que dio paso en esas fechas a la famosa CIA. El agente era Miles Copeland, destinado en Damasco como Jefe de Delegación de la agencia de espionaje norteamericana, y encargado, a su vez, de desestabilizar los planes de los países árabes contra el próximo nuevo estado en la zona, Israel, que estaba naciendo de manos de la joven ONU. Este agente contó que al llegar le visitó, el que definió, como un "astuto comerciante egipcio" que le enseñó un manuscrito que se deshacía por los bordes. Consiguió que se lo dejara y fotografiara. Tras llevar las fotografías a la embajada americana en Beirut, un funcionario docto en idiomas antiguos le aseguró que se trataba de un texto perteneciente al Libro de Daniel, y estaba escrito en arameo y parte en hebreo. Ni rastro de las fotografías ni del astuto comerciante egipcio, años después. Este espía, se da la curiosidad que fue el padre del batería del archiconocido grupo de rock británico, The Police, Stewart Copeland. El músico definió en una entrevista el trabajo de su padre durante su estancia en Oriente medio como: "papá tenía la misión de desestabilizar la región a través de diferentes operaciones de espionaje". Cinco años después de este suceso narrado por el espía americano aparecieron en una de las cuevas de Qumrán unos fragmentos del Libro del profeta Daniel. ¿Y no adivinan en qué idiomas estaban escritos? Sí, en arameo y hebreo. ¡Vaya, el mundo es un pañuelo!

En medio de un clima de tensión en la zona en el que se mascaba el conflicto de guerra civil, entró en escena uno de los arqueólogos judíos más reputados del territorio y que trabajaba en la Universidad Hebrea de Jerusalén, Eleazar Sukenik, de origen polaco y emigrado en las primeras colonias de Palestina. Por un lado, tuvo la noticia de los excepcionales manuscritos que estaban en poder de un jefe eclesiástico, y por otro, el 24 de Noviembre, un día después, Sukenik, entró en contacto (o más bien lo contactaron) con un anticuario armenio llamado Faidi Salahi, que le ofreció la venta de 3 rollos manuscritos y 2 jarras encontradas por unos beduinos. Los famosos primos de la cabra, es de suponer que lo habían avisado para intermediar con el arqueólogo. Este encuentro se realizó a través de una verja que separaba las distintas zonas de control de la ciudad, entre el anticuario y Sukenik. Le pasó un pequeño trozo de fragmento donde se podían intuir letras en hebreo. El comprador quiso una segunda reunión en lugar seguro para examinarlos con rigurosidad unos días más tarde. El encuentro se fijó para el 27 de ese mes. 

Sukenik, padre.



Se vuelven a cruzar, otra vez, el relato con las fechas históricas, como en tantas otras ocasiones. Los arquitectos de los constructos históricos lo deben de llamar algo así como "coser el tiempo". La resolución de la ONU por la que iban a decidir si partir Palestina en dos: una parte judía, otra árabe y una zona neutra de control internacional en Jerusalén y los Santos Lugares, debía de votarse el mismo día que iban a reunirse en Belén, Sukenik y el anticuario. La incertidumbre se mascaba en las calles y la votación se trasladó dos días después, al Sabbat. El 29 de Noviembre (otro 11 del 11 velado, como aquella muerte de Felipe, el Hermoso), se produjo la aprobación de la resolución 181 de la ONU, con 33 votos a favor y 13 en contra, al mismo tiempo que se daba el encuentro en la tienda del anticuario, donde el arquéologo pudo escuchar con atención el relato del descubrimiento y comprobar su posible autenticidad. Se los dejaron llevar. Al llegar a su casa escuchó la noticia de la aprobación del Estado de Israel por la ONU, lo que llevó a tomarla como una señal para adquirir ese material arqueológico. Para su hijo también fue una predicción divina, casi mística. Su vástago era Yigael Yadin, por entonces el Jefe de operaciones de la "Haganá", la fuerza militar o milicia semiclandestina que durante la guerra por la independencia, el año siguiente, evoluciona a las Fuerzas de Defensa , israelíes. ¿Y qué fue lo que manifestó este, una de las figuras legendarias de la creación del nuevo Israel?:

"No puedo evitar la sensación de que hay algo simbólico en el descubrimiento de los manuscritos y en su adquisición en el momento de la creación del Estado de Israel. Es como si estos manuscritos hubiesen estado esperando en cuevas durante dos mil años, desde la destrucción de la independencia de Israel hasta que el pueblo de Israel volvió a su tierra y recuperó su libertad". 

En unos momentos volverá la figura del hijo de Sukenik, también arqueólogo, a parte de miliciano. El padre se reuniría con el metropolitano Samuel a finales de Enero del 48, emplazándole para una segunda negociación por los rollos. El arqueólogo intentó reunir los fondos necesarios para su compra, pero en el momento de la verdad, Athanassius, fue emplazado por expertos americanos a portar sus manuscritos a Estados Unidos, donde le aseguraban una puja económica más alta por ellos. Los rollos fueron depositados en una caja fuerte bancaria en Beirut a la espera de un viaje seguro. En Abril se sucedieron los primeros artículos sobre la existencia de los rollos aparecidos en el Mar Muerto. El primero de Sukenik, que los llegó a relacionar con una secta poco conocida como los esenios, y en la prensa americana a través de los estudios realizados por expertos sobre las fotografías aportadas del material de Samuel. Al mes siguiente, y un día antes de que expirara el mandato británico de la zona, el 14 de Mayo, el Consejo del Pueblo Judío, proclamó su propio Estado. La respuesta de los países vecinos árabes fue contundente y se produjo un fuerte conflicto bélico durante los siguientes meses, quedando la zona de Qumrán, en manos de Jordania. La zona de las cuevas con el material legendario del pueblo judío quedaron en poder del enemigo, y como un incentivo a ser conquistado en el futuro. Las orillas de ese mar profundo se convirtieron en una frontera infranqueable en tiempos de guerra. Jerusalén quedó partido en dos y los rollos parecían marcar los tiempos de la independecia del nuevo Israel. al menos desde el punto de vista de un constructo, años después.

Roland de Vaux

En Enero del 49 llega el alto el fuego momentáneo de la contienda y se producen unos hechos relevantes para el constructo de los rollos. Athanassius Samuel aprovecha para viajar con su tesoro a América e intentar instalar su Iglesia ortodoxa siria en Estados Unidos con el beneficio que consiguiera de sus documentos adquiridos de manera ilegal. Pasaron unos años guardados en la caja fuerte de un banco. Mientras, en el sector de Jerusalén controlado por Transjordania, el departamento de Antigüedades de la Palestina árabe y la Escuela Bíblica de los dominicos franceses, dirigidas por Gerald Harding y Roland de Vaux, respectivamente, se lanzaron a la búsqueda de la cueva de donde emergieron aquellos rollos. Esa cavidad perdida donde se comenzaba a gestar el nacimiento del mito del nuevo Israel.  Y que mejor para seguir una buena construcción del relato, que el protagonista del descubrimiento fuera un oficial militar de la organización de la que surgió el acuerdo para instaurar la Tierra Prometida al servicio de los descendientes de unos de sus antiguos pobladores. Ese fue el capitán belga Philippe Lippens, que permanecía en la zona supervisando la tregua por la ONU. Mediante la negociación con la Legión árabe del estado marioneta que era Jordania, pudo disponer de un par de soldados de origen beduino para encontrar la ubicación de tan ansiada gruta en tan sólo un par de días de búsqueda. En seguida se inició una exhaustiva exploración arqueológica dirigida por los dos directores de las instituciones antes mencionadas, y como no, patrocinadas por el Museo Rockefeller de Jerusalén, de la mano de la multimillonaria y "filántropa" familia.




En esa cueva, que pasó a denominarse cueva 1, se encontraron cientos de fragmentos más de pergaminos y papiros pertenecientes a 72 rollos, y trozos de unas 40 vasijas. Se supone que esta era la cueva madre de los 7 magníficos rollos y las 10 "pithas" o vasijas enteras. A finales de 1951 se centraron las excavaciones arqueológicas en las ruinas del asentamiento de aquellos mencionados esenios que dan nombre a los rollos, Qumrán, y muy próximo a las cuevas, dirigidas por el dominico francés Roland de Vaux, que en un primer momento dudó de la importancia de esos documentos. Y como no, los rollos, no tardaron en multiplicarse como si del milagro de los panes y los peces se tratara, o del mismísimo maná, enviado por Yaveh. A partir de principios de 1952 se inunda el mercado de antigüedades de Jerusalén de nuevos fragmentos de manuscritos procedentes de esa zona y, presuntamente, de ese tiempo, de manos de beduinos de la tribu Ta'amireh, que habían asaltado las cuevas de la zona. Los arqueólogos y autoridades siempre marcharon a rebufo de ellos. 

Hasta 11 cuevas se localizaron después de haber sido registradas por estos beduinos, que parecían que iban dejando las migajas para los investigadores, produciendo un auténtico desvarío entre la legalidad de la compra y la adquisición de los documentos hasta 1956. Las cuevas eran casi todas oquedades naturales emplazadas en los acantilados. La 1 y 2, está a un kilómetro de las ruinas de Qumrán; la 3 y la 11 a unos tres; la cueva 6 a escasos metros. El resto fueron excavadas manualmente dentro de la explanada del asentamiento, la 4 y 5 en la parte oriental de las ruinas y las cuevas 7, 8, 9 y 10 en la parte orientalTodos esos documentos pasaron a ser estudiados por una comisión de expertos que llevaron a cabo la tarea de recomponer "el puzle más complejo de la historia", según voces expertas, también,  actuales. Miles de fragmentos esparcidos y recopilados con muy poca rigurosidad, pese a lo que digan los historiadores y arqueólogos más oficiales. Incluso la extraña aparición de un rollo partido en dos fabricado en cobre, en la cueva 3, con unas grabaciones inscritas con las descripciones de 60 lugares donde se hallaban enterrados los tesoros del Templo de Jerusalén. Como era previsible jamás se encontraron dichos tesoros de aquel peculiar rollo datado en el año 70, . Desde 1953, el mangante ,.. perdón, magnate americano, John D. Rockefeller Jr., patrocinó las excavaciones arqueólogicas hasta el 56 consiguiendo más de 60.000 fragmentos de un total de unos 900 textos.


Pero lo que de verdad se pretendió para crear un buen relato que diera un toque legendario al constructo fue reunir los primeros 7 rollos del primer supuesto descubrimiento, el de la cabrita perdida. En esos años posteriores se produjo una diáspora de los manuscritos bimilenarios, testimonio vivo de aquella "nación sin tierra" en aquellos lugares por los que el "pueblo elegido" reclamaba el usufructo territorial. En vista de los futuros problemas legales para encontrar comprador de sus cuatro rollos, Athanasius Samuel, puso su granito de arena para el relato legendario anunciando en prensa, mediante la publicidad del Wall Street Journal, la venta de sus 4 rollos "primigenios". El anuncio decía así:

"Los cuatro manuscritos del Mar Muerto: vendo manuscritos bíblicos que datan de al menos doscientos años antes de Cristo. Regalo ideal para ofrecer a una institución educativa o religiosa, por parte de una persona o grupo. Apartado de correos F206, Wall Street Journal"

Recordemos que los otros 3 rollos, que formaban parte de los 7 principales, ya estaban en poder del nuevo estado israelí, conseguidos por la "sagaz" intervención del arqueólogo Sukenik. Tras este anuncio, sólo faltaba que los astros fueran favorables al constructo y llevaran hasta esos lares al enviado idóneo para que recibiera estos rollos de vuelta. El anterior conseguidor falleció un año atrás, pero los designios de la providencia hicieron que su hijo, Yigael Yadin, andara por esas tierras en esos días y consiguiera los 4 rollos que completaran a esos 7 por la cantidad de 250.000 dólares. En realidad, fue enviado allí, pero se promocionó la providencia. Ya se podía dar paso a la construcción de un templo que albergara los nuevos tesoros del nuevo Israel, Ese sería el Santuario del Libro, en Jerusalén, una construcción alegórica del mensaje de aquellos textos.

Este museo serviría para fomentar una recreación de la idea de sacralidad de los 7 rollos como símbolos fundacionales para sus habitantes, necesitados de mitos que conectaran aquella historia de lucha por la independencia del Imperio Romano, con el conflicto que mantienen los israelíes desde la fecha de la creación artificial de su estado por el consenso de organismos supranacionales. Debido a la animadversión de sus países vecinos y enemigos árabes, sabedores de que el movimiento sionista llevaría a cabo una expansión de ese territorio en breve tiempo, necesitan de esa autentificación y promoción, nacional e internacional, de las nuevas reliquias para legitimar su lucha, espiritual y políticamente. 



Para conectar la historia antigua con la moderna deciden construir el templo-museo en la parte occidental de Jerusalén, el lugar de la ciudad donde se ha situado el centro político, administrativo y judicial. Dentro del Museo de Israel es donde se construye el Santuario del Libro, relacionado con una historia específica de los rollos del mar Muerto. Las estructuras de la cúpula blanca y la tapia negra, en contraste con los colores blanco y negro o las formas geométricas, están representando el relato del rollo del "Libro de la Guerra", que narra la lucha de los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas, el bien contra el mal, la pureza contra lo impuro. El domo, o cúpula, tiene la misma forma que las tapas de las "pithas" donde se "encontraron" los 7 rollos. El agua bañando de manera constante a la cúpula blanca donde se guardan estos indican la evocación de pureza ritual, como las numerosas albercas o baños rituales encontradas en Qumrán; así como las escaleras para bajar al acceso al Santuario, rememorando la bajada a esas cisternas de agua para la purificación, preparando espiritualmente al visitante de las reliquias. Incluso el frontal del templo se asemeja a la arquitectura de tumbas egipcias tipo mastaba. Y como aquellas, situadas en la parte occidental, aquí de la ciudad, en Egipto del Nilo, donde se pone el Sol y el difunto inicia su viaje al más allá. Alegoría de ritual iniciático.


La entrada a este Santuario, entonces, sería una puerta al inframundo. Habría que atravesar una especie de túnel que recuerda a las cuevas de los alrededores de Qumrán, proporcionando al peregrino la sensación del momento del "descubrimiento" de los beduinos, con utensilios a los lados de aquel asentamiento, dando una visión de la vida ascética y sencilla de sus habitantes. El final del túnel está custodiado por dos vasijas "originales" de la cueva número 1, a modo de columnas de templo justo antes de entrar en el sancta sanctorum, donde se exponen con unas altas medidas de conservación a los 7 rollos, y dándole el sentido de reliquias sagradas, como el Arca de la Alianza y la Tabla de los 10 mandamientos en el lugar más sagrado del Templo de Salomón. Los rollos se encuentran en el interior de la cúpula en forma de tapa de la vasija o "pithos", dando la sensación de introducirte de manera espiritual en el relato de los manuscritos, que estaban muertos y renacieron de una cueva, subiendo por unos escalones, para proclamarse como los escritos bíblicos más antiguos que se conservan. En la vitrina central se recrea una copia del rollo del Libro de Isaías (aquel que leyó Jesús) con forma de "cornua", los extremos del cilindro, o umbiculus, salientes y torneados, en la parte superior, consiguiendo un efecto visual de gran impacto, como el resto del interior del domo. La financiación de la construcción del Santuario del Libro corrió a cargo de la familia del mismo benefactor que los 250.000 dólares de los rollos "americanos", David Samuel Gottesman.





Pero más allá de la recreación del simbolismo de los textos más emblemáticos de los manuscritos con las costumbres de la comunidad que poblaba (presuntamente esenios), en Qumrán, podemos observar otra relación física entre los dos lugares. La altura del santuario del libro es de 778 metros sobre el nivel del mar, siendo la de Qumrán -333 metros por debajo. Eso nos resultaría un curioso desnivel de 1.111 metros entre el lugar donde se realizaron los textos sagrados, y fueron puestos a salvo antes de la destrucción del enemigo, antes del año 70, y la localización del nuevo emplazamiento donde se consiguió recuperar esas tierras. Según "elucubramos", una particular conexión física de proporciones divinas para renovar ese "pacto de la sal" de "el pueblo elegido" con su Dios, simbolizando la naturaleza duradera de esa alianza entre los descendientes de ese pacto. La construccíon de la cúpula que contiene esos 7 rollos sagrados, traspasaría todo su poder ideológico y espiritual a la idea de nueva nación, que se construyó alrededor de los descubrimientos, muy próximos al muy salado mar Muerto. Esos nuevos pobladores, que se considerarían los descendientes de aquellos "Hijos de la Luz", tendrían el derecho legal y divino de volver a unificar el Reino de Israel. 



Y ese era un dato a tener en cuenta. La ONU dividió en dos al nuevo estado de Palestina como hemos visto. Uno bajo administración judía y otro árabe-palestina. Pero el "derecho divino" que creían tener sobre aquellas tierras, los judíos, hizo estallar el conflicto e intentar expandirse hasta lo que fue el Reino Unificado de Israel, de los tiempos de los reyes David y Salomón. Pongamos en antecedentes que ese reino comenzó (estimación bíblica) a mediados del siglo XI antes de Cristo, con la unificación de las 12 tribus de Israel, iniciada por el rey Saúl, seguida y conseguida por David, el de Goliat, y por último su hijo Salomón, el del Templo. Al final del reinado de este, tanto él como sus súbditos cayeron en la idolatría y el materialismo, y a su muerte, Israel se dividió en el Reino de Samaria, al Norte, con 10 tribus,y el Reino de Judá, al Sur, con las tribus de Benjamín y Judá. El enfrentamiento entre ellos los debilitaron y Yavhé, su Dios, les retiró la ayuda divina tras romper su pacto. Poco después, el faraón egipcio Sheshong I, invadió ambos reinos y saqueó el Templo de Jerusalén, sobre el 925 antes de Cristo.

Pero claro, son relatos bíblicos, escasamente apuntalados por la Arqueología. La colección de fragmentos de casi todos los libros de la Biblia hebrea descubiertos en los rollos de Qumrán estaba casi completa, salvo el Libro de Ester, aquel donde la protagonista es identificada por el cristianismo como la Virgen María, como intermediaria de "su pueblo" con Dios. Curioso. De todos los fragmentos "aparecidos" en esa peculiar biblioteca, el único libro que falta es el de la "Estrella", que como vimos, ese es su significado en hebreo, y de origen babilónico. Aunque la versión hebrea del libro era aún discutida en el siglo I por los rabinos, tiempo de la datación de la mayoría de los rollos de Qumrán.



Por lo tanto, había que "encontrar" una relación más legendaria, por esos lugares fértiles en "documentos oportunos ad hoc", y no se hicieron esperar muchos años. El personaje escogido para continuar la materialización de su nacionalismo dramático debería tener continuidad más allá de la época de datación de los grandes rollos. Es decir, más allá del año 70 y la destrucción del segundo templo de Jerusalén. En la destrucción total de la resistencia judía por parte del Imperio Romano en el 135, donde tres años antes, se erigió la figura, del considerado nuevo mesías por sus seguidores, Simón bar Kosiba, que al ser proclamado líder de la revuelta, tomó el sobrenombre de "Kojba", que en arameo significa "estrella". Simón bar Kojba, "el hijo de una estrella", en alusión a la profecía escrita en el Libro de Números 24, 17: "Saldrá ESTRELLA de Jacob, y se levantará cetro de Israel, y herirá laas sienes de Moab, y destruirá a todos los hijos de Set." 



Y de estrella a estrella y tiro porque me toca. Y le tocó brillar en la historia del nuevo Israel a uno de los héroes de guerra en los conflictos por la independencia de su país, el ya nombrado Yigael Yadin, el hijo de Sukenik, convertido ahora en arqueólogo para buscar en otras cuevas al sur del Mar Muerto. En la zona llamada Nahal Neher, donde en lo que denominaron la "Cueva de las Cartas", encontró numerosos escritos y cartas, de puño y letra de aquel mesías, apresado y muerto por los romanos en lo que fue el último gobierno independiente del antiguo Israel; ahora descubierto por uno de los máximos personajes de la nación resucitada. Era como si hubieran marcado una gran "X" para que este personaje encontrara el tesoro. Casualidades constructivas de los costureros del tiempo, nada nuevo.

Y para finalizar el constructo, la nación judaica procedió a la reconquista de esa parte oriental que se quedó Jordania, en la "Guerra de los 6 días", en Junio de 1967, y conseguir el botín de guerra de los manuscritos de Qumrán del museo Rockefeller, que acababa de nacionalizar el rey de ese país, Hussein. El estudio de los manuscritos de la parte oriental siguió estando bajo la dirección del dominico Roland de Vaux, que incluso llamó nazis, a las autoridades israelíes, eternizando su traducción y las suspicacias entorno a ellos. La sospecha de que estaban ocultando información sobre los orígenes del cristianismo se acrecentó con la aparición en los rollos de la figura difusa del "Maestro de Justicia", una notable personalidad de la comunidad esenia. Se ha querido ver en ella a Jesucristo por una parte de estudiosos díscolos, a pesar de que parece bastante anterior a la fecha donde se sitúa la vida del mesías cristiano. 



Lo cierto es que desde finales del siglo XIX  rollos y fragmentos con material bíblico procedentes de diferentes sinagogas del próximo Oriente comenzaron a circular por los mercados clandestinos de antigüedades en aquellas plazas coloniales que quedaron muchas en manos privadas. Esos pergaminos y viejos cueros estaban depositados en su mayoría en la guenizá o genizah, que es el almacen consagrado para dejar aquel material de uso sagrado que contenga el nombre de Dios para que no sea tratado de manera indigna. Un ejemplo fue el hallazgo de la guenizá del Cairo, en 1895, en la que se se hallaron documentos religiosos acumulados desde el siglo IX hasta la fecha de su descubrimiento. No estamos asegurando que la mayoría de esos rollos encontrados en esas cuevas fueran originarios de sus lugares de descubrimiento, pero el constructo de la historia nos hacen indicar lo contrario al menos en las primeras cuevas. La ocasión la pintaron calva y el sionismo compró la peluca con más pelo para "engañar" su historia. 


Al igual que con las máscaras mortuorias, con la realización del constructo a través de los manuscritos aparecidos, pertenecientes al tiempo de la muerte del gobierno del antiguo Israel, se pretende lograr una mayor materialización de la idea del mito del nuevo estado-nación. Las derrotas legendarias, la destrucción de su templo sagrado, y la diáspora y aniquilación de gran parte de la población judía llevadas acabo por el Imperio Romano, vuelven, casi dos mil años después, envueltos en unas pruebas manuscritas surgidas del interior del desierto. Pruebas, que misteriosamente surgieron en el mejor momento histórico...





Referencias y Bibliografía:

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-- "El crimen del Papa Juan Pablo I". Jesús López Sáez.

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-- "La verdadera historia de Fátima. Una narración completa de las Apariciones de Fátima." John de Marchi

-- "La Iglesia y sus enigmas. Los misterios más fascinantes del catolicismo" Lordes Gómez. Ediciones Luciérnaga.2018

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-- https://lacorriente.com/los-rollos-del-mar-muerto-los-primeros-libros-biblicos/

-- Los pastorcitos de Fátima versus el coronavirus.

-- El milagro del sol en Fátima

-- Ezkioga: las misteriosas apariciones que convulsionaron a la España republicana

-- Las apariciones de Ezkioga

-- SS. SIETE FUNDADORES DE LA ORDEN DE LOS SIERVOS DE MARÍA, ENTRE LOS CUALES S. ALESIO FALCONIERI

-- Los 7 mosqueteros del Rey: "Todos para una y una para todos"

-- MODELOS DE VIDA Y ESPERANZA EN LA GLORIA. San Alejo Falconeri.

-- Los siete santos fundadores

-- Simbolismo y funcionalidad arquitectónica en dos mitos:

 Blancanieves y Walt Disney

-- El voto de Montmartre y el cuerpo de Cristo

-- La Iglesia Saint-Pierre de Montmartre - Origen de los Jesuitas

-- Dante, ante su «Inferno»

-- Retratos retornados. Las máscaras mortuorias como garantes de la memoria visual

-- San Simón Stock

-- Güelfos blancos y negros

-- Vida de Dante, Trattatello in laude di Dante (Giovanni Boccaccio)

-- Literatura. La rubia Fiammetta, el amor misterioso de Boccaccio

-- La Academia Platónica de Florencia

-- La epopeya mística de los Fieles de Amor

-- Pietro da Verona

-- 3 de abril: fecha de la crucifixión de Cristo.

-- 1.1. Boccaccio.

-- El Decamerón. La estructura.

-- El Decamerón. Los personajes.

-- Decamerón, de Giovanni Boccaccio

-- La Divina comedia de Dante Alighieri

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-- ORACIÓN POR LA CONSAGRACIÓN DE LA IGLESIA

-- Catafalcos y funerales papales

-- EL ARCHIATRA CORRUPTO, O EL HOMBRE QUE HIZO ESTALLAR AL PAPA

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-- El Opus Dei, prelatura personal (1982)

-- 75 años de la aurora de la Guerra Civil

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-- Los manuscritos del Mar Muerto II

-- La increíble historia de Miles Copeland, el padre del batería de The Police que fue agente de la CIA

-- Preguntas de la cueva 1 de Qumrán, parte 3: ¿Es la cueva 1 realmente la cueva 1?

-- Qumran

-- Cueva de las Cartas

-- Sobre la muerte de/en Don Quijote de la Mancha

-- Reivindicación del Quijote

-- El alumbrado en la sombra (1) La cara oculta de San Ignacio de Loyola

-- El ingenios hidalgo Don Quijote de la Mancha. Miguel de Cervantes Saavedra.1605.

-- Segunda parte del ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha. Miguel de Cervantes Saavedra. 1615.

-- DOCUMENTOS CERVANTINOS HASTA AHORA INÉDITOS













                                            

 






































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